La UCI acosa a los rebeldes

"La París-Niza será una carrera salvaje, un acontecimiento privado sin ningún vínculo con el deporte organizado ni con el movimiento olímpico, en la que su equipo, en tanto que poseedor de una licencia de la UCI, no podrá participar".

Del 9 al 16 de marzo se disputará la primera prueba por etapas del año, organizada por el Tour de Francia, y la Unión Ciclista Internacional, mediante una carta de su presidente, Pat McQuaid, a los equipos invitados, ha dado un paso más en la escalada bélica que le opone a los grandes organizadores, liderados por el Tour. Así, ha trazado una línea sobre la arena: o conmigo o contra mí. "O con el Tour, que os está presionando", les dice McQuaid, "o con la UCI, con la legalidad". Como prueba de su independencia de los reglamentos de la UCI, la París-Niza había decidido no invitar al Astana pese a que Alberto Contador ganó la edición de 2007.

El arma se la ha proporcionado a la UCI, que ya mostró su oposición a la ley del capricho con la que el Tour se rigió para elegir sus invitados, la decisión de Amaury Sports Organization, la empresa del Tour, de inscribir la París-Niza, pese a ser una carrera internacional, como "privada" sólo ante la federación francesa, lo que le permite no someterse a los reglamentos internacionales: no podrá tener comisarios ni jueces internacionales ni controles antidopaje dirigidos por la UCI, sino por la agencia francesa, que tantos dolores de cabeza ha dado a los equipos. Y como la París-Niza, ni la París-Roubaix, ni la París-Tours ni la Vuelta a España, carreras rebeldes, se han inscrito aún ante la UCI, el único organismo que puede darles marchamo legal. "El reglamento de la UCI os prohíbe participar en esa carrera y prevé sanciones severas", advierte McQuaid.

El Tour cuenta con que el siguiente paso lo den seis federaciones rebeldes -entre ellas, la francesa, la italiana y la española- independizándose de la UCI y creando una unión europea.