En campaña
En las madrugadas del viernes y el sábado, la campaña electoral recién iniciada adquirió tintes underground. La 2 daba cabida en su programación a los primeros spots de los partidos contendientes, pero apenas se vio buen cine. Ni siquiera buena ficción, aunque algunos entes carlistas y humanistas parecieran salidos de los folletines del siglo XIX. Lo que sí vimos fueron tráilers de las superproducciones: el anuncio del PSOE filmado con grandes angulares por Isabel Coixet, y el fondo mondrianesco que acompaña a Gaspar Llamazares, el pirómano arrepentido. Aunque chapucero en la realización de su mini-spot, me interesó un grupo que no sabía que existiese, Ciudadanos en Blanco, sensatos en su petición de que el voto en blanco cobre cartas de ciudadanía. La Falange volvía por sus fueros, la extrema izquierda lo denunciaba todo, y se vio a un señor defender las causas de la familia tradicional, la fe y la Santísima Trinidad, si bien él parecía el único dios trino de su partido. La desventaja política de estas formaciones ancladas en el antiguo régimen (de derechas o de izquierdas) es que los jóvenes no deben entender ni de qué hablan cuando usan términos como "opio del pueblo" o "reserva espiritual de Occidente": la brecha generacional se vio crudamente esta semana en el nuevo concurso Superdupla (TVE-1), en el que Frank Sinatra o la señora Thatcher no eran reconocidos por los concursantes hijos. Los padres, sin embargo, parecían muy puestos en Eminem y Kate Moss. El programa, un entretenido pasapalabra de la imagen y la música, contribuirá, me temo, a la desunión familiar de España por la vía supina de la ignorancia.
El último Channel nº 4 (Cuatro) no tuvo el espíritu de resentimiento que hace unas semanas exhibieron en Aquí hay tomate Vázquez & Alcayde, la pareja despedida por Tele 5. Izaguirre & Siñeriz se mostraron mortecinamente educados, y el programa número 500 adoleció de un esplín vital ni siquiera aliviado por las "cagadas frías" que llegaban del plató de Fama.
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