La Bolsa mira con cautela las elecciones
Los sondeos auguran un ganador sin mayoría, el escenario que menos gusta al mercado
Si hay algo de lo que el dinero huye como de la peste es de las incertidumbres. Esta aversión al riesgo tan típica del mercado lleva a los analistas a pensar que las elecciones generales del próximo 9 de marzo pueden generar una volatilidad adicional, al menos en el corto plazo, sobre la Bolsa española. Y no porque los programas económicos de los aspirantes sean tan antagónicos que uno seduzca a los inversores y el otro los espante. El motivo de esta preocupación es que se barruntan dificultades para conformar una mayoría parlamentaria.
Los dos partidos con aspiraciones a gobernar, PSOE y PP, llegan a la recta final de la carrera a La Moncloa más igualados que nunca. Al menos eso dicen las encuestas. Es decir, gane quien gane está prácticamente descartado que sea por mayoría absoluta. Este escenario abriría un periodo de negociaciones del partido más votado con diferentes organizaciones nacionalistas que se podría prolongar en el tiempo. Los expertos consultados advierten que este panorama, que de por sí no suele gustar a los inversores, es aún peor visto en la actualidad porque la economía, aunque sigue creciendo a buen ritmo (un 3,8% en 2007), empieza a ofrecer ciertos síntomas de cansancio.
Los analistas creen que es la economía, y no la política, el catalizador de la Bolsa. Pero prevén más volatilidad hasta que se forme Gobierno.
Enagas y REE son las únicas empresas privatizadas donde podría haber relevo de gestores si gana el PP, según los expertos
"El modelo de crecimiento basado en la construcción y el consumo privado se ha agotado", asegura Juan José Fernández Figares, responsable del departamento de análisis de Link Securities. "La situación económica se va a seguir deteriorando y sería necesario tomar medidas poco populares como liberalizar el mercado de trabajo", señala. En este sentido, las elecciones van a despejar pocas de las dudas que cotizan actualmente en Bolsa. "No parece que de las urnas vaya a salir un Gobierno fuerte con capacidad de maniobra para tomar las medidas de choque necesarias", advierte este experto.
Juan Luis García, director de análisis y gestión de Inversis, cree que el mercado ya ha empezado a descontar un resultado apretado en los comicios. "Lo peor que podría pasarle a la Bolsa es que durante la campaña electoral los partidos, para deshacer ese empate, se empezaran a descolgar con medidas populistas, alejadas de la ortodoxia económica", señala.
La experiencia del pasado
Los resultados de las elecciones generales de 1996 y 2004 son un buen ejemplo para ver hasta qué punto la Bolsa es poco amiga de las incertidumbres políticas. Hace cuatro años pocos apostaban por una victoria del PSOE. El día posterior a los comicios el Ibex 35 retrocedió un 4,15%. Los inversores tardaron varias semanas en asimilar el vuelco electoral.
Por su parte, en 1996 todas las encuestas vaticinaban un triunfo holgado del PP. En el mes previo a las elecciones, la Bolsa subió casi un 7%, alentada por el probable cambio político. Sin embargo, las previsiones fallaron. Las urnas obligaron a José María Aznar a buscar alianzas en los partidos nacionalistas. En la jornada de resaca electoral el Ibex 35 se desplomó un 5,2%, lo que suponía en aquel momento el segundo peor resultado en una sesión de la Bolsa española. Eso sí, tanto en 1996 como en 2004, tras la fase inicial de nerviosismo, la Bolsa fue recuperando la calma y cerró el ejercicio con importantes ganancias a medida que los partidos alcanzaban pactos estables de gobernabilidad.
David Burns, presidente no ejecutivo de Schroders en España, cree que las elecciones, más que cambiar el rumbo del mercado, tienen un impacto "psicológico" a corto plazo. "Veremos una Bolsa muy volátil, gane quien gane, porque la situación económica es complicada", asegura Burns. "La economía va a centrar la campaña electoral y lo que toca preguntarse es quién inspira más confianza a los inversores".
En este sentido, mientras los socialistas ya han comunicado que Pedro Solbes repetirá al frente del aparato económico en caso de renovar la confianza de las urnas, en las filas populares aún se está deshojando la margarita sobre si será Manuel Pizarro, Juan Costa (coordinador del programa electoral) o un tercero el que llevaría la cartera económica. "Creo que el mercado confía más en el equipo económico del PSOE, donde el vicepresidente goza de un prestigio contrastado internacionalmente, que en el del PP, cuyo equipo tiene un perfil más bajo", argumenta el máximo responsable de Schroders en España.
Un tema fundamental para ganarse la confianza del mercado, según los expertos, será cómo aborde el partido vencedor en las urnas el problema del sector inmobiliario. "El impacto de las elecciones va a ser menor a cualquier noticia que haga referencia al balance de un banco importante", explica Víctor Alvargonzález, consejero delegado de Profim. "Ahora bien, sí hay algo que podría afectar a la Bolsa española y hacer que ésta lo haga peor que el resto: el problema del ladrillo". Entre los inversores extranjeros, que tienen el 35% de las acciones españolas es un aspecto que "se mira con lupa", según el responsable de esta empresa de asesoramiento de fondos de inversión. "La forma en que se aproxime el nuevo Ejecutivo a este problema tendrá su repercursión en la Bolsa", argumenta Alvargonzález.
Los dos partidos con aspiraciones a formar gobierno tienen concepciones diferentes sobre algunos aspectos económicos relevantes, como la política energética, el uso del gasto público como acicate para reactivar la economía, el mercado de la vivienda o el panorama audiovisual. Por ello, el resultado que salga de las urnas debería tener mayor incidencia en estos sectores que en otros. Sin embargo, hay un punto de las propuestas electorales que afecta por igual a todas las compañías cotizadas: el futuro del impuesto de sociedades.
El PP ya ha adelantado que su propuesta pasa por rebajar el gravamen un 5% desde el 30% actual. Los expertos de Ahorro Corporación calculan que si esta iniciativa se pusiera en práctica, "incrementaría el beneficio del Ibex 35 entre un 4% y un 7%". Por su parte, el programa electoral del PSOE señala que durante su mandato se han pasado de las palabras a los hechos, frente a la conducta de los Gobiernos del PP, que "mientras proclamaban su apoyo incondicional a la empresa mantuvieron el tipo de gravamen en el 35%". Aunque los socialistas no han concretado una rebaja del impuesto de sociedades, se comprometen a seguir avanzando en el camino abierto en la última legislatura, "para la adaptación del tributo al contexto europeo".
Otro punto que afecta a determinadas compañías cotizadas cada vez que se aproximan las elecciones tiene que ver con la rumorología acerca del futuro de los presidentes de aquellas compañías con pasado público. En la legislatura del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero hubo cuatro cambios en empresas privatizadas: Alfonso Cortina dejó la presidencia de Repsol; Manuel Pizarro abandonó, tras la OPA de Acciona y Enel, los mandos de Endesa; Pedro Mielgo dejó su cargo en Red Eléctrica a Luis Atienza, y Antonio González-Adalid hizo lo propio en Enagas en favor de Antonio Llardén.
En relación con el 9-M, los expertos creen que habrá pocos bailes de sillones. "Las empresas privatizadas hace tiempo que dejaron de estar en manos públicas y no esperamos ninguna novedad. Los únicos casos donde podría haber posibilidades de relevo, si se produce un cambio de Gobierno, es en compañías como Enagas y Red Eléctrica, con actividades en sectores estratégicos y donde la SEPI aún tiene parte del capital", explica Víctor Peiró, responsable de análisis de Caja Madrid Bolsa.
Además de en España, este año también se celebran elecciones en Estados Unidos. Son unos comicios atípicos porque por primera vez desde 1952 ni el presidente ni el vicepresidente se presentan a las urnas. La batalla por la Casa Blanca aún está en una fase inicial, con demócratas y republicanos celebrando primarias para elegir a sus candidatos a la presidencia. Sin embargo, los bancos de inversión ya están enviando informes a sus clientes acerca del posible impacto del resultado electoral en los mercados.
Éste es el caso de Citi. Sus analistas han estudiado, legislatura a legislatura, el comportamiento del Dow Jones desde 1829. El rendimiento medio durante los 21 mandatos demócratas ha sido del 24%, mientras que durante las administraciones republicanas el Dow Jones ha subido una media del 28%. "Estos datos sugieren que el partido que esté en la Casa Blanca no determina la dirección de la Bolsa. Ahora bien, existen diferencias en sus políticas que pueden implicar riesgos y oportunidades en los próximos meses y años para determinados sectores", explican.
Tradicionalmente, aseguradoras, farmacéuticas, tabacaleras y energía han preferido a presidentes republicanos, mientras que el sector tecnológico se ha movido mejor bajo mandato demócrata. Un aspecto que puede influir a los mercados internacionales es la postura de los aspirantes acerca de la globalización: Hillary Clinton y Barack Obama son partidarios de revisar los acuerdos de libre comercio y John McCain se muestra favorable a potenciarlos.
ZP y el mercado
Durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la Bolsa española ha subido un 69,5%. Se trata de la tercera mayor subida bursátil en una legislatura desde la restauración de la democracia en España. En el mismo periodo de tiempo, el Dow Jones acumula una revalorización del 19,2% y el Euro Stoxx 50 gana el 31,8%.
Desde el plano bursátil, el periodo 2004-2008 ha vivido numerosos acontecimientos: el auge y caída de las inmobiliarias; la batalla por el control de Endesa; las mayores compras realizadas por compañías españolas en el exterior (Telefónica se hizo con O2, Santander con Abbey, Ferrovial con BAA...); han surgido términos de efectos devastadores (subprime), se ha revisado la fiscalidad para los productos de inversión; los hedge funs por fin llegaron al mercado español; e incluso se ha producido un relevo polémico al frente de la CNMV.
La mejor legislatura para la Bolsa fue la primera de Felipe González. De octubre de 1982 a junio de 1986 el mercado subió un 304%. Por el contrario, la peor fase fue durante el primer Gobierno de Adolfo Suárez (caída del 33,71%).
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