La importancia relativa de las urnas

La economía se ha adueñado de la campaña electoral. Los últimos datos macroeconómicos, que auguran un entorno menos placentero, han abierto un flanco de ataque para el Partido Popular. En su defensa, los socialistas sacan a relucir el balance completo de una legislatura positiva desde el punto de vista del dinero. Este escenario recuerda al de los comicios estadounidenses de 1992, cuando Bill Clinton le espetó a su oponente, George Bush (padre), una frase que se ha hecho célebre: "Es la economía, estúpido". Y ganó.

Goldman Sachs cree que la percepción económica de los ciudadanos será más importante que nunca a la hora de desequilibrar la balanza el próximo 9 de marzo. Sin embargo, considera "poco relevante" quién sea el partido ganador para afrontar las turbulencias que se avecinan. "Los españoles acudirán a votar en un momento en el que todos los indicadores que más les importan se han deteriorado rápidamente", explica Javier Pérez de Azpillaga, analista de este banco de inversión.

Las recetas fiscales de PP y PSOE harán del superávit fiscal déficit en dos años, pero son necesarias para atajar la crisis del ladrillo

"La era económica de Aznar fue estelar. Zapatero tenía una prueba difícil pero ha estado a la altura del desafío", según Goldman

En su informe, este experto recuerda el deterioro del empleo y el repunte de la inflación en los últimos meses de la legislatura. No obstante, también alaba lo que califica como "cuatro años de fuerte crecimiento". Tras la era de Aznar (1996-2004), que fue "estelar" desde el punto de vista económico, el Gobierno socialista tenía difícil superar los datos. "La Administración de [José Luis] Zapatero, bajo la dirección de [Pedro] Solbes, ha estado a la altura del desafío".

En este contexto, ¿importa desde el punto de vista económico quién gane las elecciones? No demasiado, según Goldman Sachs. "Las instituciones económicas de una economía avanzada como la española están por encima de los partidos", argumenta Pérez de Azpillaga. A su juicio los programas de PP y PSOE contienen recetas "muy similares", como el apoyo a la educación, la creación de empleo como la mejor política social, la disciplina presupuestaria, la extensión de la vida laboral y la promoción de la libre competencia.

El peso de la reputación

Debido a las similitudes de las medidas, lo que más pesará en el resultado electoral será la reputación de los equipos económicos que las vayan a poner en práctica. En este sentido, Goldman Sachs considera que Zapatero cometió un error al no adelantar las elecciones al mes de octubre. "Es obvio que el deterioro de la situación económica juega a favor del PP".

En opinión de esta entidad, juzgar qué candidato es el más apropiado para manejar la economía no deja de ser algo "subjetivo", mientras que lo único seguro es el principal problema al que se tendrá que enfrentar el ganador: la corrección inmobiliaria. La crisis del sector contribuirá a la destrucción de más empleos en los próximos meses. "También supondrá un examen para el balance de todas las inmobiliarias y constructoras, así como para los bancos y cajas de ahorros que los han financiado".

Goldman Sachs señala que el margen de maniobra del próximo Gobierno en lo referente al ladrillo estará limitado a políticas fiscales para que el ajuste del sector sea lo menos brusco posible. "Afortunadamente, los programas de ambos partidos contienen suficientes estímulos fiscales".

Aunque no es difícil ver rasgos "populistas" en todas estas medidas, el banco de inversión estadounidense las considera acertadas. "Las propuestas fiscales de ambos programas, si son puestas en práctica poco después de las elecciones, podrán acomodar la desaceleración del mercado inmobiliario, o al menos reducir las posibilidades de que degenere en una traumática corrección". El complemento ideal sería la aceleración de los programas de obra pública.

Eso sí, todas estas recetas para mejorar la salud económica no saldrán gratis. "Los estímulos fiscales convertirán fácilmente el superávit fiscal actual en déficit en un par de años", prevé Goldman Sachs. "Sin embargo, con una deuda pública bastante por debajo del 40% del PIB, la economía española se lo puede permitir", concluyen.