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Columna
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La pegada

Cuando de buena mañana las gentes iban a su oficina, a su taller, a su centro de enseñanza o a su despacho de pescado, lo hacían por las calles de costumbre, aunque engalanadas con los caretos de unos más o menos conocidos personajes. En su itinerario, cada quisque se ha sentido zarandeado por un mosconeo de mensajes y sintonías, que le llegaban de todas aquellas efigies encoladas en las borriquetas y en lo alto de algunas paredes: desde más izquierda, con todas tus fuerzas, hasta con la cabeza y el corazón (la mano dura, y la cara, oculta bajo la capa de Luis Candelas), le llegaban, en fin, lemas de posición, de dinámica y de vísceras, qué menudo cóctel va a liarse en las urnas. Y es que a las cero de ayer, arrancó la campaña electoral, y todos los partidos salieron de sus cuarteles a cumplir el rito de la pegada. Aunque la primera pegada se la sacudió, hasta ponerlo tieso, en Antena 3, Solbes a un Pizarro recién llegado de la empresa privada, pero con diez millones de euros en el bolsillo, es decir, que ahí se las den todas. Manuel Pizarro, con el estrellato desvencijado de salida, es el arquetipo de currante que le chupa el seso a Rajoy y a una mayoría del PP. Y aunque su presentación no resultó nada airosa, al hombre se le ve en la cuenta corriente, que es el espejo de la riqueza, la voluntad de recuperar puntos. Según la demoscopia, que es el tarot de nuestro tiempo, las dos formaciones, PSOE y PP, que le pegan al nefasto turnismo, andan en un empate, empate que se resolvería si cada ciudadano consultara su conciencia y exigiera la voz y diera el voto. La abstención puede condenar a este sufrido país por lo menos a un cuatrienio de oscurantismo y cambalache. Y la abstención le tiene echado el ojo a la izquierda y de rebote a una mayoría de vecinos. De ahí que los partidos de este palo, unos más tibios, otros a chispazo limpio, vayan prendiendo cirios y haciéndole palmas a sus votantes, a ver si los movilizan, aunque hay que dar más caña a esa derechona que reparte miserias y engorda su despensa y su bolsa, Quizá, en esos o muy parecidos menesteres anden ahora María Teresa Fernández de la Vega, Antonio Montalbán, Concha Amorós, Jordi Sevilla, Bernat Soria, Miguel Angel Pavón, Antonio Martín Lillo, entre otros, y que han de dejarse la piel, en las siguientes dos semanas, para disipar todo cuanto puede ensombrecer libertades, conquistas sociales y futuro. Nos la jugamos. Tanto que mientras escribo, se está presentando la plataforma de apoyo a Zapatero de Alicante, con más de doscientos docentes, escritores, artistas, músicos. Y por llamada telefónica me cuentan cómo a la moción presentada por el Grupo Socialista pidiendo que se le retiren al dictador Franco el título de hijo adoptivo y la medalla de oro de la ciudad, el PP ha dicho que nanay, y el alcalde Díaz Alperi ha reprochado a la portavoz Etelvina Andreu que sigue las consignas de su partido y que no le diga tonterías, a él que, cuando ella era niña, se reunía clandestinamente, para traer la democracia. Como lo oyen. ¿Reflexionará, hoy, precisamente, 23-F? No le vendría nada mal que hiciera algo de memoria si no histórica, sí personal. Qué disparate.

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