"Somos un país experto en retorcer normas"
Las últimas semanas han sido un quebradero de cabeza para José María Peinado (Guadix, 1957), presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas. Los decanos, con él a la cabeza, llevan meses pidiendo contención ante la intención del Gobierno y, sobre todo, de algunas comunidades autónomas empezando por Madrid y Valencia, de elevar fuertemente la matrícula de nuevo ingreso en la carrera de medicina para hacer frente a la falta de médicos. Pronostica que, de llevarse a cabo, el desempleo volverá a ser normal en un sector que ya padece un índice significativo de precariedad laboral.
Peinado decano en la Universidad de Granada, se preocupa en subrayar que no tiene nada en contra la Universidad Católica San Vicente Mártir de Valencia como tal, pero expresa serias dudas sobre la legalidad de la puesta en marcha de su Facultad de Medicina.
"No debemos volver a la época en que muchos médicos estaban en paro"
Pregunta. Han anunciado que barajan llevar a los tribunales el caso de la Facultad de Medicina de la Católica.
Respuesta. El Gobierno valenciano y la Católica han puesto en marcha unos estudios, Introducción a la Ciencia de la Salud, que son como mínimo confusos. Nosotros no tenemos la potencia económica como para introducirnos en un juicio que vayamos a perder. Entendemos que es a la Administración a la que corresponde investigar y creemos que su actitud ha sido hasta ahora un poco pasiva. Hemos pedido informes jurídicos y todavía no lo hemos decidido, pero si hay base legal suficiente iniciaremos un procedimiento como Conferencia de Decanos, porque entendemos que es un fraude.
P. La Católica podría aprobar el año que viene dos cursos a sus alumnos para que no pierdan un año.
R. En este país somos expertos en saltarse las normas, en retorcerlas para acomodarlas a nuestros deseos. Matricularse de más asignaturas de las que corresponde a un curso y que un profesor lo evalúe como considere oportuno al margen de lo que se escriba en el examen es algo muy difícil de comprobar. Pero no es eso lo que más nos preocupa.
P. Entonces, ¿qué es?
R. Lo importante es que para poner en marcha una Facultad de Medicina, no solo la legislación educativa sino la propia ley general de sanidad y toda la normativa acumulada en los últimos 30 años indican que es necesario contar con hospitales, con un número de camas, con centros de salud... Lo que queremos es que se exijan los mismos requisitos de calidad que deben cumplir el resto de títulos de Medicina que hay en España. Que cuente con los profesores, los recursos, la infraestructura y los convenios con centros sanitarios que la ley exige. Y eso tendrá que ser acreditado por un comité de evaluación externa nombrado por la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación).
P. ¿No hay en su postura corporativismo, una intención de mantener el coto de médicos cuanto más reducido mejor?
R. En absoluto. Entendemos la universidad como un servicio público, encargada de proveer a la sociedad de los profesionales que necesita. Pero la universidad tampoco puede convertirse en una fábrica de parados, como decía el título de un libro. La universidad no debe invertir sus recursos en producir titulados que estén en el desempleo o en el subempleo. Como ha ocurrido, y lo he vivido, con las promociones de Medicina que ponían en la calle a 30.000 médicos y se ofrecían 3.000 plazas de especialista. Esa, sin embargo, ha sido una situación cómoda para la Administración, porque ha tenido una bolsa de desempleo de la que tirar.
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