La burbuja marciana

Historia con infinitas posibilidades en el terreno de lo formal, El niño de Marte es un fracasado drama familiar sobre un introvertido niño huérfano que afirma proceder de tal planeta, y que es adoptado por un exitoso escritor de fantasías para críos. Desde luego, la magia debería recubrir cada esquina de la hogareña odisea que aguarda al progenitor hasta poder bajar al chaval a ras de suelo. Sin embargo, en lugar de indagar en terrenos más cenagosos, Menno Meyjes, realizador de la aún invisible Manolete, ejerce el mando dirigiéndose siempre hacia la búsqueda del elemento más lacrimógeno.

Por si fuera poco drama, a los ingredientes básicos se une la condición de reciente viudo del joven padre (John Cusack), característica que suele ejercer de vértice impulsor hacia la condescendencia, mientras la última secuencia es un interminable diálogo de no menos de 10 minutos, que no hace sino redundar en una escena acaecida poco antes, y que sólo busca la conmoción por acumulación. De modo que, a pesar del excelente reparto, la historia, huidiza de la imaginería visual, acaba pareciendo un compungido telefilme al estilo de aquel Niño de la burbuja de plástico con el que John Travolta masacró a las familias de 1976.

Tráiler de 'El niño de Marte'