Un condenado por estafa no irá a prisión si devuelve el dinero

Dijo trabajar para una compañía aseguradora y un banco impartiendo cursos a empresarios. Pero, en realidad, se dedicó a estafar algo más de 250.000 euros a una docena de personas, incluida su compañera sentimental, a las que involucró en falsas inversiones inmobiliarias y operaciones financieras. El hombre, de 35 años, fue condenado ayer a dos años de cárcel por la Sección Primera de la Audiencia de Guipúzcoa.

Involucró a los afectados en falsas inversiones de compra de pisos

El acusado, sin embargo, podrá librarse de la prisión gracias al acuerdo alcanzado entre su abogado defensor y la Fiscalía y la acusación particular ejercida por los perjudicados. El imputado reconoció los hechos y se comprometió a devolver a plazos el dinero estafado. Si no cumple con su palabra, ingresará de inmediato en la cárcel. El Ministerio Público, que en principio reclamaba cinco años de reclusión para el hombre, accedió a aplicarle la atenuante muy cualificada de reparación del daño causado.

Fruto de este pacto, el tribunal suspendió el ingreso en prisión del inculpado, con la citada condición de que reembolse el dinero estafado a los afectados y de que no vuelva a delinquir en cinco años.

Así que ahora el hombre, además de pagar una multa de 540 euros, deberá abonar 30.000 euros antes del 30 de marzo y 15.000 más en abril. A partir de ese momento, tendrá que aportar 900 euros al mes hasta cubrir toda la cantidad estafada.

La persona más perjudicada por la actuación delictiva del inculpado fue su propia compañera sentimental, a la que estafó 105.100 euros. El acusado hizo creer a la chica que podía comprar un piso en San Sebastián a través de una subasta judicial. La mujer solicitó entonces un préstamo por importe de 96.160 euros y entregó 93.000 a su compañero.

Un tiempo después, el hombre manifestó a la chica su intención de regalarle un viaje, pero en realidad fue ella la que terminó pagándolo mediante un préstamo personal.

El imputado también se valió de la argucia de que iba a comprar un piso en una subasta judicial para estafar a otras dos personas, quienes le entregaron distintas cantidades de dinero. A uno de ellos le devolvió lo estafado pagándole con dinero de otro engaño.

Otro afectado le entregó dinero en diferentes plazos para que lo invirtiera en viviendas en construcción con el objetivo de obtener beneficios de estas operaciones, pero nunca vio un duro.

La suscripción a un plan de pensiones "exclusivo" fue la excusa que utilizó el acusado para estafar a otro perjudicado, mientras que a otro grupo de personas las engañó diciéndoles que podían beneficiarse de operaciones financieras de alta rentabilidad, que, por supuesto, no llegaron a materializarse, según recoge el escrito de acusación de la Fiscalía.