Carambola de tres cadáveres
Un asunto pasional, posible móvil de un asesinato cuyo autor también mató a un repartidor ajeno a los hechos
Jesús Rubio Gil, de 32 años, un repartidor de aparatos de saneamiento, murió por una funesta carambola a tres bandas: iba en un camión Nissan Atleon cerca de San Fernando de Henares (Madrid) cuando se estrelló contra él una furgoneta Ford Transit conducida por el colombiano Luis Eduardo Muñoz Osa, pintor de brocha gorda, que unas horas antes había matado a cuchilladas al también colombiano Rodolfo Morales en Guadalajara. Una carambola de tres cadáveres. ¿Pero qué chispa desencadenó esta tragedia? Nadie lo sabe. A falta de otra explicación lógica, la policía baraja la hipótesis de un crimen pasional.
Cinco de la madrugada del jueves, día San Valentín. Muñoz, de 32 años, llegó al piso de su compatriota Morales, de 33 años, en la calle de Chile, en Guadalajara, y le asestó varias cuchilladas sin mediar palabra. También apuñaló a Yanet, de 33 años, esposa de la víctima, y a la hija de ambos, de siete años.
"Oí gritos de socorro. Bajamos mi hijo y yo. La mujer salió en ropa interior, ensangrentada, y nos dijo que les habían apuñalado y que su marido no respiraba. La niña tenía también las manos llenas de sangre", recordaba su vecino Bonifacio Paraíso.
Muñoz, de 32 años, salió huyendo mientras Morales era trasladado al hospital con heridas de extrema gravedad y falleció sobre las ocho de la mañana.
La Brigada de Policía Judicial de Guadalajara identificó al homicida por el testimonio de la esposa de la víctima. Así supo que se trataba del pintor Muñoz, domiciliado en Marchamalo y empleado en Arte y Decoración Siglo XXI, de Guadalajara.
Los agentes supieron que Muñoz estaba trabajando en una obra en Valdemoro (Madrid). Y se dirigían hacia ese municipio para buscarlo cuando observaron que se había producido un accidente de tráfico en el kilómetro 31 de la autovía M-45, cerca de San Fernando de Henares (Madrid). La sorpresa de los agentes fue mayúscula al descubrir que la furgoneta Ford Transit de la empresa Siglo XXI, conducida por Muñoz, había invadido un carril y había colisionado contra un camión. Como consecuencia del choque habían fallecido los conductores de ambos vehículos.
"Luis Eduardo era buen trabajador y buena persona, aunque ya no lo tengo tan claro después de lo que hizo", comentaba ayer Antonio, el dueño de la empresa de pinturas. "Rodolfo también había trabajado para mí en julio y agosto del año pasado, pero en septiembre ya no se reincorporó", agrega. "No me consta que hubiera ningún problema entre ellos", asegura.
"Sé que la policía está barajando la hipótesis de un asunto de tipo pasional", confía el jefe de la empresa de pinturas. Éste sabe que Luis Eduardo y su esposa, Yolanda, habían sido padres de un niño hace cinco meses y que "estaban pasando una situación complicada porque las cosas no iban bien entre la pareja".
Jesús Rubio, ajeno a la supuesta enemistad entre los dos colombianos, tenía novia. "Era un chico estupendo. Siempre dispuesto a hacer favores", recuerda una compañera de la firma Distribuidora de Saneamientos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.