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30 años de cárcel para el etarra Susper por disparar ocho tiros contra un gendarme

El etarra Ibón Fernández Iradi, Susper, tuvo el valor de decir en el juicio celebrado contra él en Francia que cuando le pegó ocho tiros al gendarme Gérard Larroudé, el 28 de noviembre de 2001, en realidad, "no quería matar a nadie". Y que, desde luego, la consigna de ETA en Francia es no disparar contra las fuerzas policiales de ese país, pero que él se puso nervioso y que todo es culpa del "conflicto político". El tribunal no le ha creído un ápice y ayer le condenó a 30 años.

Susper, ex jefe militar de ETA, fue el etarra que tras su detención en 2002 (luego se fugó de una celda de la comisaría de Bayona destinada a que los borrachos duerman la mona) se dejó tras de sí un sinfín de documentos que permitieron la detención de 70 supuestos nuevos reclutas de ETA. Él fue arrestado de nuevo en diciembre de 2003.

El terrorista, que deberá pasar como mínimo en la cárcel francesa 20 años, aprovechó su turno de última palabra ante el tribunal para lanzar un alegato. Alegó que los vascos "no pueden decidir su futuro", porque les coarta la Constitución, y aseguró que ETA, en ningún caso, está imbuida de una supuesta "superioridad étnica" de los vascos: "Yo me llamo Fernández. Es un nombre español. Es ridículo hablar de superioridad. Son mentiras".

Mientras, los presuntos colaboradores de ETA Garikoitz Pascual Muneta y su primo Eneko Pascual Marcilla fueron encarcelados ayer hasta que el Tribunal de Pau se pronuncie sobre la demanda de extradición española. Ambos están acusados de apoyar al comando Urederra de ETA.

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