Un ladrón queda clavado en una verja del Retiro
El hombre acababa de robar una mochila y trataba de huir saltando la valla
Un hombre de 34 años tuvo que ser rescatado ayer por la tarde por una unidad del Samur después de que su pierna derecha quedara, literalmente, atravesada por los remates en punta de la valla del parque del Retiro que intentaba saltar. El accidentado huía a la carrera tras robar una mochila a unos turistas franceses, junto a un compinche, en el parque. Al saltar la verja quedó atrapado. "Pobrecillo, se debían oír sus gritos desde la Cibeles. Se conoce que estaba acostumbrado a saltar la valla pero esta vez ha calculado mal", comentaban tres señoras bajo el lugar del accidente, a la altura del número cuatro de Alfonso XII. Las tres fueron testigos del complicado rescate, al igual que la víctima a la que el accidentado acababa de robar la mochila, que sólo tuvo que esperar junto a la verja para recuperar sus pertenencias.
Fuentes del Samur indicaron que el caco presentaba una herida subcutánea con entrada y salida en el muslo derecho, que no afectó al paquete muscular ni arteria alguna. "El rescate ha sido muy complicado. La valla está a tres metros de altura y ha habido que colocarle unos arneses para mantenerlo. Le hemos dado analgésicos para el dolor y hemos tenido que serrar los remates de la verja para descolgarlo", señalaron. Después fue trasladado a la Fundación Jiménez Díaz con pronóstico leve.
La Jefatura Superior de Policía informó ayer que sobre el detenido, de nacionalidad argelina, pesan dos órdenes de búsqueda. Tiene antecedentes por agresión sexual, robo con intimidación, robo con fuerza, hurtos y resistencia y desobediencia.
La valla del Retiro presentaba ayer cuatro puntas arrancadas y del pino contiguo colgaban las sujeciones de la botella de suero que se le inyectó al ladrón para calmarle. Bajo ella, una familia de turistas norteamericanos filmaba con su cámara los restos del accidente. "Vi a un tipo corriendo a mi lado y pensé que iba demasiado deprisa como para estar haciendo jogging", comentaba el padre.
Tras quedar atravesado en la valla, el ladrón, avergonzado, se tapaba el rostro con la cazadora mientras gemía de dolor.
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