Ricky manda, Rudy remata
La formidable pareja somete a un Tau brioso y brinda al Joventut su octavo título
El futuro es suyo; el presente, también. De Rudy y Ricky, la pareja más determinante del baloncesto español en muchas décadas y tal vez en la senda de las legendarias: Corbalán y Brabender, Solozábal y Epi, Ramos y Emiliano. Le dieron la Copa del Rey al DKV Joventut. Le devolvieron a la senda de los grandes títulos, los que no olía desde 1997, cuando el histórico club badalonés ya había iniciado la larga travesía del desierto e inopinadamente logró también el del torneo copero.
Ganó la Penya a costa de un Tau que no pudo frenar al sensacional dúo, motor de un equipo solidario, con recursos profusamente utilizados, con excelentes tiradores de tres pese a que se atascaron al principio de la final, con fuerza interior y en el que se ha destapado por fin Hernández-Sonseca, otra perla española que parecía perdida. El Tau lo intentó, plantó cara, le echó toda la leña que pudo al fuego. Cuando el partido, después de muchos minutos de juego cutáneo y viscoso, propició que se destaparan las esencias, dio rienda suelta a un inmenso Teletovic, autor de tres triples y 11 puntos en los cuatro últimos minutos y medio, y, de no haber sido por la inspiración de Rudy y el manejo de Ricky, se hubiera llevado por delante al más pintado.
El triunfo de la Penya se veía venir: es el equipo que mejor juega
La doble R del Joventut remató un trabajo sensacional. Ricky, con 17 añitos, resiste cualquier contratiempo, la presión que le echen. No se viene abajo ante nada ni ante nadie. Ni se inmutó cuando le pitaron pasos ni cuando perdió una bola ante Prigioni. Recuperó otra, metió dos tiros libres y santas pascuas, como si no quedaran 27 segundos. Sumó 9 puntos, capturó 3 rebotes, repartió 4 asistencias y recuperó 4 balones. Eso, unido al fantástico partido de Rudy, irreductible, al que nada frenó tampoco: ni la pegajosa defensa de Mickeal y Rakocevic ni las trampas defensivas en que trató de atraparle el Tau. Nada: 32 puntos, 3 rebotes, 2 asistencias. Once faltas forzaron entre ambos. Su labor, aderezada por un equipo que se fajó primero y corrió después y en el que destacó también el pequeño Mallet, acabó decidiendo.
El Tau rascó en la defensa. Jagla anotó dos triples nada más empezar, pero ahí concluyó la amnistía para los lanzadores del Joventut. Los pívots del Tau se juntaban sin dejar una pizca de espacio. Los exteriores corrían como gamos. Rudy no lograba cargar la escopeta, menos aún penetrar en una zona con tanta densidad demográfica. Las defensas alternativas del Joventut y sus extraordinarias transiciones llevaron al Tau a cometer sucesivos errores, entre otros 20 pérdidas de balón. Los dos equipos más anotadores de la ACB se entregaron a un partido trabado, sin respiro, con defensas abrumadoras. Reservaban la munición para más adelante.
El trío estadounidense del Tau -Muoneke, McDonald y Mickeal- se movió bien en la cerrada lucha cuerpo a cuerpo. Pero de la misma forma que dieron (28-16), quitaron. Se pasaron de revoluciones y los árbitros castigaron a Muoneke con una falta antideportiva sobre Sonseca y a Mickeal con una técnica. El Joventut lo aprovechó para igualar de nuevo (33-33) iniciado el tercer cuarto. Fue entonces cuando se abrió la veda. Los aleros buscaron las esquinas, los pívots tuvieron que ocupar más espacio. Los dos equipos se desahogaron. Rudy, Rakocevic, Teletovic y Mallet se sintieron como si les hubieran quitado los grilletes. Rakocevic se quedó corto para lo que se esperaba de él. Surgió Teletovic, que redondeó una serie de cinco triples en seis intentos.
Pero entonces fue cuando la doble R puso la directa y dio a la Penya un triunfo que, por una vez, se veía venir: es el equipo que mejor juega y en los tres partidos de Vitoria lo demostró.
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