El Levante, contra todos
De Biasi mantiene unidos a los jugadores, embargados por los impagos del club
¿Le debe mucho dinero el Levante, mister? "Mucho no, bastante", bromea el técnico del colista, Gianni de Biasi, que insiste en pagar los cafés tras la charla con los periodistas. En realidad, él se toma una cerveza (echa de menos los espressi italianos) y asegura que ve la copa medio llena, como metáfora de cómo se ha tomado la titánica tarea de mantener a flote el espíritu de un conjunto desahuciado por sus propios dueños.
Para ahorrarse la gasolina, los jugadores han decidido no entrenarse en la ciudad deportiva, a 40 kilómetros de Valencia, sino en el propio estadio. Ayer, el capitán Descarga leyó un comunicado en el que los futbolistas denunciaban que padecen "situaciones familiares extremas". Les han embargado viviendas y han tenido que vender vehículos, entre otras dramáticas medidas. Sus cuentas están, literalmente, en números rojos tras una "evidente mala gestión". El club, por su parte, ha iniciado una campaña de acoso contra el Ayuntamiento, gobernado por el PP, del que depende la recalificación del estadio -su hipotética fuente de ingresos- y a quien exige el mismo trato que a su hermano mayor, el Valencia. Los peñistas ya han anunciado que el miércoles se manifestarán delante del Consistorio.
La plantilla ha dejado de entrenarse en la ciudad deportiva para ahorrar gasolina
Frente al caos, De Biasi, de 51 años, contagia un optimismo imparable. Se ha convertido en un héroe de la hinchada granota, agradecida con quien les ha devuelto la dignidad. "Estudié cuatro cursos de Psicoterapia en la Universidad de Módena. Fue un ejercicio de introspección doloroso, pero que me ha ayudado mucho en mi profesión".
Hundido en la tabla con 13 puntos, a 9 de la salvación, sorprende ver a los aficionados otra vez orgullosos de ser del Levante. "Parece que estemos ganando la Liga", dice De Biasi, que le plantó cara al Real Madrid (0-2), le ganó al Murcia (2-3) y a punto estuvo de vencer al Racing de no ser por un penalti que el árbitro, Paradas Romero, reconoció después que no había sido (1-1).
¿Cómo lo ha conseguido? "Se trata de llegar al corazón de los jugadores: tocar la sensibilidad, el amor propio y el orgullo. Al principio lo pasé mal por no dominar el español. Tommasi me hizo de intérprete", explica el técnico, un experto en causas perdidas. "El entrenador es un líder elegido por los jugadores, a los que debe sacar algo más", añade este admirador del "maestro Arrigo Sacchi en lo táctico", si bien su trayectoria en clubes modestos se ha sustentado más en la motivación. Se siente un Quijote contra molinos de viento. Entre sus pretorianos destacan Tommasi, Riga y Álvaro. "A Tommasi lo aprecio más como persona que como jugador. Es como un coche viejo: lento pero seguro", dice De Biasi del histórico capitán de la Roma.
"Álvaro es el líder de mi defensa. Tenemos una relación especial", afirma el entrenador sobre el central brasileño. A Riga, el mister le insufla un plus de confianza; "la necesita para sacar toda su calidad física y técnica", explica De Biasi sobre el punta, que en la sesión del miércoles cantó una improvisada canción de denuncia contra el impago. Pese a su rebelde actitud, el técnico lo acoge en su regazo porque es el mejor goleador del que dispone. El único. Es el espíritu quijotesco de De Biasi.
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