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Duran y Pujol, a la greña por los pactos tras el 9-M

El ex presidente vuelve a rechazar un Gobierno de coalición con el PSOE

Jordi Pujol volvió a demostrar ayer que la disciplina de partido no va con él. Y que digan lo que digan en la dirección de Convergència i Unió -ayer impartió tajantes instrucciones de guardar silencio-, el haber ocupado la presidencia de la Generalitat durante 23 años le confiere total libertad para expresar sus opiniones. Pujol volvió a la carga, aunque mucho más comedido que en anteriores días, y repitió que CiU no debe involucrarse en un Gobierno de coalición con el PSOE tras los comicios del 9 de marzo. Era la segunda vez en una semana que corregía al democristiano Josep Antoni Duran Lleida -cabeza de lista de las generales-, partidario de explorar un pacto de gobernabilidad con José Luis Rodríguez Zapatero si gana los comicios.

Todos los dirigentes de CiU preguntados ayer por la polémica hicieron lo imposible para esquivar la cuestión y reiterar que hasta la mañana siguiente de las elecciones, y con el reparto de escaños sobre la mesa, cualquier elucubración es prematura. Oriol Pujol Ferrusola, portavoz parlamentario de la federación, se expresó en este sentido. Duran Lleida hizo lo propio en la carta a los militantes democristianos que escribe semanalmente en la web y, con el propósito de templar gaitas con el ex presidente, incluso alabó su lealtad hacia la federación.

¿Y Jordi Pujol? Pues el todavía presidente de Convergència Democràtica se fue a la emisora Radio Teletaxi, de su estimado amigo y militante del partido Justo Molinero. En sus micrófonos Pujol apeló a la prudencia, pero reafirmó su posición de que CiU no debe firmar "cheques en blanco" ni con el PP ni con el PSOE. "Es una situación realmente difícil. Personalmente desconfío mucho. Creo que hay que ir con mucha prudencia y que no podemos firmar cheques en blanco con nadie, pero de esto ya hablaremos después [de las elecciones]", manifestó. Y la emprendió de nuevo contra los populares y los socialistas. Contra los primeros por su campaña "de hostilidad y difamación" contra Cataluña, y contra José Luis Rodríguez Zapatero por sus continuos "engaños" a los catalanes.

Las declaraciones del ex presidente catalán enervaron a los dirigentes de Unió, sobre todo porque llegaron a la mañana siguiente de que Duran, respondiendo a la apelación que le lanzó Zapatero, reafirmase su compromiso de "gobernar España". Un destacado miembro de la ejecutiva de Unió comentó al respecto, con cierta indignación: "Durante 23 años nos hemos tenido que tragar, con la excusa de que era bueno para Cataluña, todos sus pactos, incluido el trasvase del Ebro y el apoyo a Aznar con mayoría absoluta. Y ahora ¿quiere darnos lecciones?".

Sólo las juventudes de Convergència salieron en defensa de Pujol y advirtieron de que "combatirán con todas sus fuerzas" la entrada de CiU en el Gobierno central.

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