Una carrera abierta
El 'supermartes' lanza a McCain y deja intacto el duelo demócrata por la Casa Blanca
El supermartes, con primarias en 24 Estados de EE UU, ha resuelto poco. Especialmente en el campo demócrata, en el que el difícil pulso, por votos y por financiación, entre Hillary Clinton y Barack Obama seguirá en las próximas semanas, en sucesivas primarias, y quizás hasta junio. Entre los republicanos, John McCain destaca como el gran vencedor, aunque el empresario mormón Mitt Romney y el pastor evangélico Mike Huckabee siguen políticamente vivos. Es una carrera emocionante, un ejemplo de democracia participativa y deliberativa, en la que se ha producido una movilización sin precedentes del electorado.
La complicada distribución de delegados según los votos no sigue una regla común en los diversos Estados ni en los partidos. McCain, apoyado en su imagen de experiencia y como impulsor de la idea de reforzar temporalmente la presencia militar en Irak, le ha sacado una clara ventaja a sus contrincantes republicanos, pero aún no la suficiente para estar seguro de su designación como el candidato del partido a la Casa Blanca. Una reciente encuesta reflejaba que McCain, aunque no despierte entusiasmos en su propio Grand Old Party, puede ganar tanto a Obama como a Hillary. La media de la ubicación ideológica de la ciudadanía está a la derecha del centro, muy cerca del senador por Arizona y mucho más lejos de Clinton y del aspirante negro. A los dos contendientes demócratas, su empate virtual tras el supermartes va a darles el tiempo necesario para llegar con su mensaje a todos los votantes del país.
Tres victorias de Clinton sobresalen en esta jornada: California, el Estado más poblado; Nueva York, por donde es senadora; y Massachusetts, feudo de los Kennedy -un mito que se desvanece-, que han respaldado públicamente a Obama. Los dos primeros triunfos, sobre todo, indican también que Clinton se está llevando la mayoría del voto hispano, mientras su rival demócrata obtiene el de los negros. Queda patente en esta carrera un cierto conflicto racial, aunque lo trasciende, por ejemplo, el apoyo de los hombres blancos al senador por Illinois. Obama, con una docena de victorias, moviliza a jóvenes e independientes y, sobre todo, se ha hecho el apóstol del cambio. Ésta es la idea abstracta que impregna toda la campaña.
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