Simulador de entrevistas
Víctor Manuel ha sacado un disco y Pedro Guerra también, de manera que, estos días, han concedido entrevistas. Pero cuando un artista es entrevistado repetidamente con motivo de su trabajo más reciente, las preguntas son más o menos las mismas. Que si cuéntame el parto de este disco tan redondo, que si ya era hora, porque nos tenías abandonados (los pelotillas ansiosos), que si dónde te inspiras para componer (los neutros)... Y, por consiguiente, las respuestas son también las mismas. Si a Víctor Manuel le preguntan treinta veces dónde se inspira, explica treinta veces lo de la habitación oscura con luz artificial. Es normal. Aunque cansado. Cuando el locutor A le pregunta a Víctor Manuel dónde se inspira y Víctor Manuel contesta lo de la habitación oscura, ya entiendo que el locutor B, el locutor C y el locutor S lo escuchan o leen y les parece mono. Pero entiendo menos que, después, ellos también se lo pregunten. Son los que antes de empezar la entrevista le advierten: "Te preguntaré lo de que dónde te inspiras para que me cuentes lo de la habitación oscura, que me parece muy curioso".
Tengo que decir que una parte de mi poca pericia entrevistadora se debe a que no creo en el género
Yo nunca he sabido entrevistar, ni me ha gustado, pero tengo que decir que una parte de mi poca pericia entrevistadora se debe a que no creo en el género. Ya no le veo sentido. Algunas de las entrevistas que leemos en la prensa están retocadas. Las preguntas se rehacen para que el periodista quede bien y las respuestas se condensan o modifican por el espacio limitado, de manera que se puede dar el caso siguiente: el entrevistado le confiesa al periodista del dominical, tras cinco horas de grabación y una borrachera, que su padre era travestido. El entrevistador decide que con esa revelación empezará la entrevista. La cosa, pues, quedará así: Pregunta: "Confiéseme algo...". Respuesta: "Mi padre era travestido". En cuanto a las entrevistas que sigo en la tele o en la radio, siempre me parecen falsas, porque el presentador ya sabe la respuesta.
Algunas veces he oído a entrevistadores quejarse de que los artistas, cuando están de promoción, lo único que quieren es hacer un publirreportaje y si no, no se dejan entrevistar. Bueno, yo he estado en los dos lados y creo que no es exacto. Es verdad que si un artista no tiene una obra de arte que dar a conocer, no tiene por qué ir a los medios a que le hagan preguntas. Hay que ser muy raro para que te guste que te entrevisten, ¿no? Y cuando uno está de promoción, yo creo que agradece hablar de otras cosas aparte del libro. La gente no es tan idiota como para comprar tu obra si hablas de ella. Al contrario. Puede que compre tu obra si le caes bien hablando de otras cosas. Si a un artista le preguntas lo que ha comido, puede que te diga muchas cosas de cómo es, que te hagan escogerle o no. Pero hay un límite, claro. Y son los entrevistadores creativos. Los que te explican (con esa ternura) que "si no te molesta te van a poner contra las cuerdas" o que quieren sacar de ti esa parte desconocida (que si es desconocida será por algo). O los que a media conversación hacen salir al cómico de turno que te propone que analices irónicamente la relación de Sarkozy y Carla Bruni (como si eso no se tuviese que pensar antes) o que te pongas un albornoz y contestes las preguntas mientras te duchas.
Por eso, propongo un simulador de entrevistas de Víctor Manuel y Pedro Guerra. Así, ya no hace falta que vayan a la entrevista del locutor A, del B, del C y del S y nosotros nos ahorraremos lo de la habitación oscura. Las respuestas son estas: "He hecho un ramillete de canciones", "este es mi trabajo más maduro", "siempre compongo rodeado de un puñado de buenos amigos", "mi hija Lucía es mi crítico más exigente", "la canción Debes denunciarlo está basada en un caso real de malos tratos y parte de los beneficios irán a un hogar de mujeres maltratadas", "escribo canciones porque no sé hacer nada más", "sí, podría decirse que soy un trovador urbano".
moliner.empar@gmail.com
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