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Las deficiencias empañan el arranque de la Ciudad de la Justicia de Málaga

Jueces y fiscales se quejan de la "falta de diálogo" de la Junta al concebir la sede

Fernando J. Pérez

Los distintos estamentos judiciales de Málaga -jueces, fiscales, abogados, funcionarios- sufren el síndrome de Teatinos. La adaptación a la nueva Ciudad de la Justicia, que desde el 22 de enero agrupa todos los órganos judiciales de la capital, está resultando más dura de lo deseado. Todo el mundo está de acuerdo en lo básico: la sede única supone una "enorme mejora" respecto a la dispersión anterior. Sin embargo, existe la sensación de que se ha malogrado la oportunidad de construir un edificio verdaderamente "ejemplar".

Esta primera impresión agridulce de muchos de los profesionales se debe en parte a la principal deficiencia detectada en el edificio. La Ciudad de la Justicia, en la que trabajan 1.500 personas, alberga la sede del Instituto de Medicina Legal (IML), que cada año, entre otras actividades, realiza la autopsia a cerca de 1.000 cadáveres.

El 3 de enero, un médico del servicio de Patología Forense realizaba la necropsia a un cuerpo que llevaba dos semanas en descomposición. A los pocos minutos de comenzar la autopsia un hedor insoportable obligó a desalojar los juzgados de guardia. Esta situación se ha repetido, según los doctores, al menos dos veces más.

Estos incidentes han obligado a la Junta a inspeccionar los conductos de ventilación de IML para comprobar si hay alguna fuga o, lo que sería peor, comparten espacio con el aire del resto del edificio, lo que podría hacer propagar aire potencialmente infeccioso. Fuentes de la Junta han señalado que no se han visto "fallos estructurales" en las tuberías.

Los responsables de Patología Forense han detectado varias "deficiencias persistentes" en las instalaciones de su servicio. Algunas son fácilmente subsanables, como la falta de señalización, pero otras son más graves e implicarían el rediseño de todo el IML. "El problema más grave es que en el diseño del servicio de Patología Forense no se ha tenido en cuenta una separación neta entre áreas sucias (contaminadas, zonas de transición y zonas limpias (...), favoreciendo la difusión de gérmenes patógenos", escribieron el pasado diciembre los responsables del servicio al director del IML, Antonio García de Gálvez.

Las taquillas de los doctores son tan pequeñas que resultan "incompatibles con preservar de contaminación la ropa limpia". Además, recipientes de basura llenos de material contaminado biopeligroso procedente de las salas de autopsia se almacenan en zonas limpias del servicio hasta que son retiradas para su incineración.

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Otro defecto es que las mesas de autopsias carecen de un sistema de extracción de aire dentro de la mesa que absorba los gases que desprenden los cadáveres. "Nos ofrecieron colocar una campana extractora encima de la mesa, pero entonces los gases pasarían antes por nuestra cara. Han perdido la oportunidad de hacer un servicio del siglo XXI", señalan fuentes médicas.

Al igual que los forenses critican el diseño -"el primer error ha sido poner el servicio de patología forense dentro de lal Ciudad de la Justicia y no en edificio anexo"- otros estamentos judiciales no están conformes con cómo se ha concebido la flamante sede. Y achacan esta disconformidad con la "falta de diálogo" de la Junta con las personas que van a tener que trabajar en el inmueble. "Se ha perdido una oportunidad preciosa porque no se ha contado con las necesidades de los operadores jurídicos y se ha pensado sólo en los ciudadanos", afirma un magistrado.

La junta de jueces de Málaga elevó el viernes una queja al Tribunal Superior de Justicia y al Consejo General del Poder Judicial por la nueva sede judicial.

Salas sin megafonía

En el último de los juicios celebrados contra el ex alcalde de Marbella Julián Muñoz y otros ex ediles, los acusados se inclinaban hacia adelante en el banquillo. No es que intentaran cambiar de postura. En realidad casi no podían escuchar lo que decían el juez, el fiscal y los acusados. La sala, un espacio muy grande sin obstáculos en los que rebote el sonido, carecía de sistema de megafonía. Además, muchas de las salas de vistas, situadas todas juntas en la planta baja carecen de un sistema de comunicación telefónica con el juzgado o la audiencia encargada del caso, lo que obliga al agente o al secretario judicial a acudir a uno de los cinco puestos telefónicos situados en el pasillo interior que comunica las salas.

Por su parte, los funcionarios judiciales critican que los jueces quieran "apropiarse" de los 160 aparcamientos del edificio y reclaman más líneas de autobuses.

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Sobre la firma

Fernando J. Pérez
Es redactor y editor en la sección de España, con especialización en tribunales. Desde 2006 trabaja en EL PAÍS, primero en la delegación de Málaga y, desde 2013, en la redacción central. Es licenciado en Traducción y en Comunicación Audiovisual, y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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