Los misterios de Zaragoza

Zaragoza ya tiene sus nuevas estrellas. Se llaman Zaha Hadid, Patxi Mangado, Daniel Olano y Enrique de Teresa. Porque la ejecución de sus proyectos -un puente, dos pabellones y una torre- en la exposición internacional, que se celebrará del 14 de junio al 14 de septiembre a orillas del Ebro, está a punto de cambiar la fisionomía de la ciudad. Ha empezado la cuenta atrás, y la mascota Fluvi, una gota de agua con forma de extraterrestre diseñada por el barcelonés Sergi López Jordana, ya se ha convertido en el símbolo de esta kermés que acogerá a más de seis millones de visitantes.

Todos los días, desde las nueve de la mañana hasta las tres de la madrugada, un recinto de 25 hectáreas será el escenario de una fiesta centrada en el agua y el desarrollo sostenible que ofrecerá más de 3.000 espectáculos, exposiciones y conferencias. Sin embargo, el espíritu de la Expo 2008 invadirá también el casco antiguo de la ciudad. Empezando por un recorrido marcado por intervenciones escultóricas que, desde la basílica del Pilar, acompañará al público hasta las nuevas instalaciones.

Entre ellas, las 610 ranillas de bronce, del aragonés Miguel Ángel Arrudi -instaladas a lo largo de la avenida de las Ranillas, desde el puente de La Almozara hasta la nueva pasarela peatonal de Manterola-, ya son todo un icono. Delante de sus ojos saltones, en el anfiteatro de la Expo, se exhibirán, por ejemplo, Dario Fo y Juan Echanove, Peter Greenway, el Circo del Sol o la orquesta del Bolshói de Moscú. Mientras tanto, grupos de teatro de calle, compañías de flamenco o bandas de rock animarán el recinto día y noche.

Precisamente, algunas veladas se convertirán en los momentos culminantes de la Expo 2008. Por ejemplo, la fiesta del fuego, del 24 de junio, cuando el pabellón español celebrará la noche de San Juan con un espectacular montaje pirotécnico y musical del que se encargará la compañía francesa Groupe F. Cada uno de los más de 100 países invitados también organizará su fiesta temática en las salas de un pabellón kilométrico, apodado Cacahuete y proyectado por el arquitecto mexicano Francisco López Guerra. Allí, entre bailes, catas y comilonas, darán a conocer sus costumbres y su particular relación con el agua países como Mauritania, Sudán o Namibia. Porque el líquido elemento puede ser espectáculo, pero también es motivo de reflexión. Por eso la Expo le ha dedicado ocho muestras para analizar su valor como recurso primordial: fotografías, paneles o maquetas de arquitectos respetuosos con el medio ambiente, como Thomas Herzog o el estudio madrileño de Ábalos & Herreros. Y si, entre una exposición y otra, desean pasear por el recinto, no tienen por qué preocuparse del temible sol aragonés. Porque podrán resguardarse bajo enormes toldos diseñados por Isidro Ferrer, o explorar un refrescante bosque de árboles de barro cocido constantemente mojados, una idea de Patxi Mangado, artífice del pabellón español.

- Entrada de un día por adulto: 9 euros. Abono de tres días: 18 euros. www.expozaragoza2008.es.