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Reportaje:Abierto de Australia

"Es formidable ver algo nuevo"

Djokovic se promociona como la alternativa al pulso que mantienen Federer y Nadal

"Esto es formidable para el tenis. Ver nuevas caras, algo nuevo, es bueno para los medios de comunicación, para los amantes del tenis en todo el mundo, para todos", argumentó Novak Djokovic tras su victoria sobre Roger Federer, que le coloca en su segunda final consecutiva de un torneo del Grand Slam. "Es algo increíble para el deporte, igual que lo ha sido el dominio de Federer y Nadal. Todo está yendo muy rápido. Es un poco sorprendente, pero he trabajado muy duro y aquí está la recompensa", añadió el tenista serbio.

Djokovic (Belgrado, 1987), cinco minutos antes de su partido del año pasado en el Abierto de Australia, ya avisó al número uno: "Sólo tengo tres palabras para Federer: vas a caer". "Sabía que la prensa se lo iba a tomar por el lado malo", contesta. "Siempre lo hace. Estoy seguro de que la actitud correcta para jugar contra cualquiera, y especialmente contra Federer, es creer en ti mismo. No salir a la pista para rendirte", proseguía el tenista de los Balcanes. "¿Por qué debería salir y decirme 'OK, juego contra Federer, voy a intentar jugar mi mejor tenis?'. ¡No! ¡Voy a intentar ganar! Es mi meta. Y es todo lo que dije. Creo que estoy a su nivel y al de Nadal, que les puedo ganar en la mayoría de superficies. No quiero pensar de otra forma".

"Estoy al nivel de Roger y de Nadal. No quiero pensar de otra manera"
"Vas a caer", avisó a Federer el año pasado en el mismo torneo. No cayó
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Golpe de Estado de Djokovic

Djokovic, como Ana Ivanovic, Janko Tipsarevic y Jelena Jankovic, sus amigos y compañeros en el circuito, es hijo de la Yugoslavia rota por la Guerra Civil. Nole, el vídeo está en Youtube, fue un niño de cuatro años que sacaba compulsivamente con una raqueta de hombre mientras su madre le animaba. Al fondo, un complejo turístico de montaña. La pizzería de los Djokovic. Y el duro camino por comenzar: con 13 años, el chico se marchó a la academia de Niki Pilic, en Alemania. En Serbia, claro, no había de nada: hoy, autoproclamado patriota serbio, Djokovic quiere financiar un centro nacional de tenis. Y, aún así, bien pudo ser británico por mediación de su madre, una señora rubia, de nombre Dijana, que negoció pasaportes para toda la familia a cambio de crear una estrella.

"De aquello no salió nada", reconoce Djokovic. "Me siento orgulloso de venir de donde vengo, aunque Serbia, como país, no me haya ayudado en mi carrera. Me gusta representar a mi país, en general, no a los que lo lideran, a los políticos. Ellos no me importan", continúa. "Serbia estaba en una posición muy difícil, no me estaban apoyando, no tenía ninguna de las condiciones necesarias para ser un tenista profesional... En esas circunstancias, tienes que considerar el buscar algo que se adapte a tus necesidades, un sitio donde te sientas mejor y puedas llegar a la meta que quieres en tu vida. Obviamente, tantas dificultades me han hecho más fuerte".

Djokovic es un chico impulsivo. También es un tenista hiperprofesionalizado y consciente de la importancia del marketing en el mundo globalizado. Y siempre va rodeado por sus padres, dos de sus hermanos, que también juegan al tenis, su entrenador, un preparador físico, un mánager y una persona encargada de las relaciones públicas. Son la corte de un tenista que se pasa la vida con la boca abierta. ¿Sintió que su futuro estaba en peligro cuando se operó del tabique al no respirar bien?

"Me preocupé", reconoce. "Tenía 18 años y era un poco escéptico con lo que podía pasar con mi carrera. Recuerdo que jugué un partido larguísimo en el Abierto de Estados Unidos contra Gael Monfils. Fueron cuatro o cinco horas y, aunque gané, me sentía fatal al final. Necesitaba hacer algo rápido. Siempre había tenido alergias al polen, pero esto era algo más. De ahí la cirugía. Fue importante. Un movimiento inteligente, de riesgo y de suerte".

Djokovic celebra su victoria sobre Federer.
Djokovic celebra su victoria sobre Federer.ASSOCIATED PRESS

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