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ECONOMÍA

El capital riesgo español vuelve a apostar por el sector tecnológico

Compañías de 'software' y de comunicaciones atraen las mayores financiaciones, pero Internet sigue generando cautela - La inversión en tecnología aumentará el 15% en 2008 en España

Que una empresa creada hace cuatro años atraiga 33 millones de euros de inversión en seis meses sólo ocurre en contadas ocasiones. Que además sea una start-up de Internet creada en España es algo casi insólito.

En diciembre, MyStrands, la compañía de desarrollo de tecnologías de recomendación social, protagonizaba estos datos y confirmaba sin quererlo un cambio de ciclo importante: los inversores y las entidades de capital riesgo en España vuelven a confiar en el sector tecnológico. El año 2008 podría ser decisivo para muchos emprendedores.

Internet acapara el terreno de las nuevas ideas, aunque sigue siendo muy difícil demostrar la futura viabilidad de estos proyectos. Nombres como Shoomo, SoZiety y Wamba en la red social, Moneytrackin y Tractis en las aplicaciones web o Tagzania en servicios de localización online (todas españolas) destacan como promesas de inversión, pero sólo unos pocos consiguen su objetivo.

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EL CHICO DE LA IDEA

Sectores tecnológicos más emergentes y de menor riesgo a largo plazo, como la biotecnología y las energías renovables, suelen llevarse la mayor financiación.

Aunque de forma tímida y para muchos emprendedores insuficiente, lo cierto es que hay cambio de tendencia. Hasta julio de 2007, el 71% de las inversiones de entidades de capital riesgo centradas en empresas de nueva creación se produjo en el sector tecnológico, frente al 59% en el primer semestre de 2006 y el 50% durante el año 2005.

En 2006 se realizaron 276 operaciones de inversión en nuevas empresas de alta tecnología, y para 2008 se calcula un crecimiento del 15% tanto en financiación como en número de operaciones cerradas.

La situación es menos favorable en la inversión en start-ups españolas, donde la media es del millón de euros. Romper la barrera de los cinco millones en una ronda de financiación es tarea compleja en España. Sólo el 4,2% de las inversiones tecnológicas lograron superar esta marca en 2006. En el 67% de las operaciones la financiación obtenida no supera el medio millón.

"Lo que falta en España es una clase media de inversión. Existe un buen caldo de cultivo para pequeñas empresas que empiezan, pero en proyectos internacionales donde se necesita financiación a partir de cinco millones de euros el panorama es complicado", asegura Gustavo García, socio fundador y consejero delegado de BuyVip.

Esta start-up española es precisamente una de las excepciones. En apenas año y medio ha logrado extenderse a Italia y Alemania, cerrando una última ronda de inversión de siete millones de euros por parte de la entidad de capital riesgo británica 3i y la española Active Capital Partners (ACP).

BuyVip ha sido una de las primeras empresas de Internet en España en atraer tal cantidad desde la burbuja de las puntocom. ¿Por qué? Entre otras cosas, parece haber destapado un mercado con gran potencial: las comunidades privadas de compras por Internet.

La idea es tan sencilla como el comercio electrónico, más allá de las compras de libros o billetes de avión. La diferencia está en el componente de exclusividad. Los usuarios, 800.000 en España y 375.000 entre Alemania e Italia, sólo pueden registrarse en la página por invitación. Una vez dentro, acceden a ofertas de productos de marca, principalmente ropa y accesorios, con descuentos de hasta el 30%.

Cuenta con 250 marcas diferentes y un modelo de negocio que encanta a los fabricantes: les libera del stock almacenado difícil de vender de otra forma. Su facturación vuela. Se ha multiplicado por 10 en 2007 y esperan superar los 12 millones de euros a finales de 2008.

Desde 2006, BuyVip ha atraído nueve millones de euros de tres entidades de capital riesgo. La fórmula de García para obtener financiación fue: proyecto con ambición internacional, equipo directivo experimentado y plan de negocio sólido. "El componente internacional brilla por su ausencia en muchos proyectos de compañías españolas; aún tenemos sentimiento de inferioridad".

Primer dinero: los amigos

Los amigos y familiares del propio emprendedor, conocido en la jerga como el family & friends, suelen ser la primera vía de financiación a la que acuden las empresas tecnológicas. Son efectivos como ayudas esporádicas, pero no como proceso continuo de financiación. Otras compañías buscan inversores individuales o business angels. Múltiples redes regionales conectan inversores privados con emprendedores y cada vez son más efectivas, como Banc (Red de Business Angels de Cataluña), Madrid i+d y las redes de inversores de las escuelas de negocio. La tercera vía, la más socorrida para financiaciones de calado, son los fondos de capital riesgo públicos como Neotec, o entidades privadas como Innova Capital, Adara o ACP.

El proceso de búsqueda y selección de inversores puede ser complejo y costoso. Si el proyecto tiene potencial, en seis meses es posible conseguir financiación. Para lograrlo, es clave contratar asesores y abogados, a un coste que puede llegar a los 30.000 euros en medio año. Según Ignacio Cavero, fundador y consejero delegado de LemonQuest, compañía dedicada al desarrollo de juegos para móviles, "hay que estar financieramente muy preparado. Las negociaciones con los inversores son muy complicadas y no disponer de un capital mínimo para asesorarte es un obstáculo". LemonQuest ha obtenido desde 2006 tres millones de euros de inversión aportados por Debaeque.

Emprendedores como Cavero, de 41 años, que hasta 2003 desarrolló toda su carrera profesional fuera de España, coinciden en señalar la internacionalización como el gran problema de las start-ups españolas. "O te internacionalizas o no tienes nada que hacer. Enfocar tu proyecto más allá de España abre muchas puertas a los fondos de inversión". Algunas entidades de capital riesgo directamente no admiten proyectos sin componente internacional. Para conseguirlo, es fundamental diferenciarse en el mercado, conocer muy bien el entorno competitivo tanto en España como fuera y desarrollar un sólido plan de negocio.

A juicio de Thibaud Durand, presidente del comité de venture capital de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo, muchos proyectos buscan levantar uno o dos millones de euros de financiación. Cuando lo consiguen ya no van más allá. "España debe exigir a sus emprendedores más ambición, deben agrupar los proyectos pequeños en compañías de peso y liderar proyectos internacionales".

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