Nocturnos
Personajes nocturnos, de madrugada. En Cuatro, el sábado, especial informativo sobre El Solitario, el atracador de bancos más buscado, autor de varios crímenes y que fue cazado en Portugal. Lo más interesante no fue la recapitulación de sus andanzas delictivas. Es un currículo ya conocido. Lo fue ver cómo sus compañeros de colegio, el Liceo Italiano, contaban que, de pequeño, era un chaval espabilado, muy bueno en matemáticas y dibujo, que se volvió agresivo y malhumorado hasta que lo expulsaron. Y lo más insólito: sus vecinos de Las Rozas, que vivían con el miedo en el cuerpo de tener cerca a un sujeto tan violento que les hacía la vida imposible, pero del que no sospechaban nada. Un miedo que a algunos... todavía les dura.
El domingo, en La 2, repesca de un documental sobre Sylvia Kristel, la primera Emmanuelle. Ahora es una dama que ha combatido con éxito un cáncer y a quien le fatigan las disputas sobre si aquella película era una égloga a la mujer liberada o un show machista donde la mujer liberada lo era a la manera que la sueñan los hombres. Tanto da, es evidente que era un filme con trampa. Se suponía que no mirabas a la Kristel sino a los amaneceres postizos de Jaekin. Lo más delirante era ver al productor del filme, que sigue haciendo emmanuelles de quinta división.
Y para terminar, Jordi González. El conductor de La noria (Tele 5) trajo a la familia de la niña desaparecida en Huelva. Se pasó todo el programa alentando, sin motivo, la esperanza de encontrarla antes de que terminara. Y finalizó describiendo cómo iba vestida la niña el día que desapareció. En este punto fue incapaz de ahorrarse un comentario que le retrata: la niña vestía un jersey de cuello cisne, explicó, y González recriminó que a los niños se les hiciera llevar una prenda tan incómoda. ¿De verdad, qué le interesaba a González de todo aquel drama? ¿La moda infantil? ¿El audímetro?
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