Dos tripulantes del 'Cordero' afirman que pudo hundirse al chocar con un artefacto
El pesquero Cordero pudo hundirse a consecuencia de una colisión contra un artefacto de origen desconocido, según apuntaron ayer en su declaración ante el capitán marítimo de Vilagarcía dos de los tres supervivientes del naufragio ocurrido el pasado martes, José Manuel Parada Argibay, contramaestre, y el marinero de nacionalidad indonesia Hendra Hemawan.
Ambos declararon en Capitanía Marítima de Ribeira a lo largo de toda la mañana, mientras el patrón, Marcos Ures, lo hará los próximos días, tras ser dado de alta ayer en el Hospital Juan Canalejo de A Coruña, donde permaneció una semana.
El contenido de los interrogatorios a los tres supervivientes por parte del capitán marítimo Martín Rosales será remitido a la Comisión de Investigación de Siniestros Marítimos, dependiente de la Dirección General de la Marina Mercante, donde se analizan las causas del siniestro, que se saldó con un muerto y cuatro de sus tripulantes todavía desaparecidos. Las fuentes consultadas indicaron que la hipótesis del hundimiento por colisión del pesquero es verosímil, aunque también es probable que no se pueda llegar a determinar qué elemento lo causó.
No es la primera vez que un barco se hunde en extrañas circunstancias sin que la investigación arroje alguna luz al origen del hundimiento. En mayo de 1991 el pesquero Hermanos Colome II se lo tragó el mar en medio de un enorme temporal, después de lanzar un SOS, cuando navegaba en la ría de Cedeira. Sus ocho tripulantes fallecieron.
Cuatro años después, en abril de 1995, el siniestro reapareció en medio de una investigación que dirigía el entonces juez de la Audiencia Nacional, Carlos Bueren, sobre el desembarco de 2.000 kilos de cocaína en la ría de Cedeira por la que fue implicado el entonces secretario de la Cámara de Comercio de Vilagarcía, Pablo Vioque. Se cree que el mercante nodriza Dobell, cuyo cometido era aproximar la droga hasta la ría y alijarla al pesquero Reina de la Paz, embistió al pesquero en la maniobra de regreso a alta mar.
Marcos Ures, de 29 años, sigue psicológicamente muy afectado por el naufragio ocurrido hace siete días, informa Paola Obelleiro. Repuesto de la hipotermia que sufrió, agravada por la cantidad de agua que tenía en los pulmones tras permanecer más de dos horas a flote a la espera de su rescate, Ures aún es incapaz de comentar aquella fatídica noche en la que el arrastrero se hundió. Sólo tres de los ocho hombres que iban a bordo lograron ser rescatados.
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