Correos dejará de entregar las cartas puerta a puerta en zonas rurales
Las pisadas de los carteros rurales, ésas que han seguido surcando las pistas embarradas de las aldeas gallegas pese a la despoblación, se borrarán dentro de unos meses. Un decreto del Ministerio de Fomento permite a Correos suspender la entrega de cartas a domicilio en zonas con baja densidad de habitantes o viviendas aisladas, unos reductos que son una excepción en Castilla o Andalucía pero una seña de identidad en la dispersa Galicia.
Los carteros dejarán de llamar a la puerta de las casas ubicadas en "entornos diseminados" y a más de 250 metros de una carretera principal. Según el censo de 2001, en estas zonas habitan 445.000 gallegos, la tercera parte de los españoles cuyo servicio postal a domicilio está en peligro. Los moradores de estas viviendas tendrán que recoger su correspondencia en un buzón comunitario que Correos situará en algún punto acordado con los ayuntamientos y las asociaciones de vecinos.
El sindicato CIG asegura que la medida dejará sin trabajo a 400 de los 1.200 carteros de pueblo que ejercen en Galicia, mientras que la empresa insiste en que no eliminará ningún empleo. Rafael Iglesias, que recorre 70 kilómetros diarios en Lalín (Pontevedra) para llevar las cartas a las aldeas más remotas, calcula que la mitad de los parroquianos a los que sirve dejarán de recibir el correo en casa. "El único servicio que da el Estado puerta a puerta es el postal. Ni la Guardia Civil patea el país como nosotros", sentencia. La plantilla de Correos prepara protestas para frenar la medida.
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