_
_
_
_
_
Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

España saca el genio

El equipo de Pastor derrota a Alemania en el Europeo de balonmano y recupera todas sus posibilidades para la segunda fase

El Europeo no se había ganado. Pero la euforia con la que la selección española de balonmano entró en el vestuario daba a entender que algo grande acababa de ocurrir. Se escuchaban gritos, había abrazos, a alguien se le escapó incluso alguna lágrima. Aquello era el mejor síntoma de que el equipo había recuperado su autoestima. Y tenía razones para ello. En el último partido de la primera fase, España realizó su mejor juego y convirtió a la potente Alemania, la actual campeona del mundo, en un equipo mediocre, incapaz de reaccionar y de encontrar soluciones a la debacle.

Fue una de aquellas victorias que cubren de un solo golpe muchos objetivos. España no sólo se aseguró la clasificación para la segunda fase, sino que se ganó el mérito de entrar con dos puntos. Y, además, se tomó la revancha de la derrota que había encajado ante los alemanes en los cuartos de final del último Mundial en el que éstos eran los anfitriones. Sin embargo, por encima de todo eso, la causa fundamental de tanta algarabía era que, por fin, después de un desgraciado partido ante Hungría en el debut y de una victoria de circunstancias frente a Bielorrusia, España pudo dejar constancia de la calidad que atesora y dar una muestra real de hasta dónde cree que puede llegar.

ESPAÑA 30 - ALEMANIA 22

España: Hombrados (Sierra), Rocas (3), Garabaya (3), Belaustegui (3), Davis (2), Rodríguez, Asier; A. Entrerríos (3), R. Entrerríos (2), Juanín (8, 2 de penalti), Iker Romero (1p), Ortega (2) y Aguinagalde (3).

Alemania: Fritz (Bitter), Hens (1), Baur (3, 1 de p.), Zeitz (2), Jansen, Klimovets (4), Kehrmann (4); Roggisch, Klein (2), Preis (1), Glandorf (4), Kraus (1) y Kaufmann.

Árbitros: Poladenko y Chernega (Rusia). Excluyeron a Roggisch, Davis, Preis (dos veces).

Marcador cada cinco minutos: 3-3, 4-5, 5-7, 8-9, 11-10, 12-12 (descanso). 15-13, 17-14, 20-14, 23-17, 26-20 y 30-22.

3.238 espectadores en el Haukelandshallen de Bergen. Ortega se lesionó y sufre un pinchazo en el abductor.

"Éste es nuestro potencial real. Hemos recuperado la línea de acierto", dijo Pastor
España jugó rápido y con cabeza. La defensa mereció un 10 y Hombrados un 11

"Lo que no era normal fue lo que nos ocurrió contra Hungría", aseguró ayer Juan Carlos Pastor, el seleccionador español, que volvía a sonreír. "Aquello fue un accidente. Y hoy hemos recuperado la línea de calidad y de acierto que habíamos mostrado ya contra Francia en la última jornada del Torneo de España. Éste es nuestro potencial real y es lógico que hoy estemos contentos. Pero debemos seguir tocando con los pies en el suelo. Hemos recuperado la posibilidad de ser campeones, pero nos queda mucho trabajo por hacer".

¿Qué cambió en la selección? Muchas cosas. La primera, la actitud. Bajo la dirección de Chema Rodríguez y de Raúl Entrerríos -excelente ayer como central-, el equipo fue capaz de mover el balón en ataque hasta encontrar el hueco por donde colarse. Jugaron al balonmano. Y lo hicieron como un equipo, no con las prisas propias de los momentos de dificultad en los que cada cual pretende ser el salvador de la patria, el hombre más resolutivo del mundo. No. Ayer eso ocurrió en contadas ocasiones, porque los jugadores tenían una conciencia muy clara de lo que se estaban jugando y de que si no actuaban como grupo, buscando lo mejor de cada uno, no conseguirían imponerse y quedarían relegados a un papel de mero espectador en la segunda fase. Y esa terapia de grupo se notó también básicamente en la línea de defensa. "Sin defensa no hay equipo", afirma siempre Pastor. Y tiene razón. La base de esta selección que le ha llevado ya al oro de Túnez y a la plata de Suiza está en la defensa y en la portería. Si España defiende bien, la portería puede demostrar su calidad y las piezas se van encajando por sí solas: surge la posibilidad del contraataque, se sale más ordenado en el ataque posicional y el equipo juega rápido pero con cabeza. Y ayer eso fue lo que ocurrió. La defensa mereció un 10 y Hombrados un 11. Tanto Davis como Raúl, cuando jugaron de avanzados, cortaron la fluidez atacante de los alemanes, que nunca pudieron sentirse cómodos en los lanzamientos. Y fallaron. Y perdieron balones. Y se desesperaron perdiendo incluso la compostura propia de un equipo campeón.

Todo lo contrario que España. Ayer, el equipo jugó sonriendo y acabó el encuentro eufórico. Y después sufrió ante el televisor, viendo cómo Hungría derrotaba a Bielorrusia (31-26). España pasa con dos puntos. El resto para entrar en las semifinales deberán ganarlos a Islandia, Suecia y Francia, sus tres próximos rivales.

Segunda fase (G-2): 1. Francia, 4 puntos. 2. Hungría, España, Suecia y Alemania, 2. 6. Islandia, 0.

Entrerríos lanza ante Kraus y Glandorf.
Entrerríos lanza ante Kraus y Glandorf.ASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_