El año de la N-340
La única alternativa gratuita a la AP-7 en Tarragona ultimará en 2008 su conversión en autovía
La N-340 a su paso por Tarragona es un tradicional punto negro de la red viaria catalana. Desde que el Ministerio de Fomento empezó a adjudicar en 2004 varios tramos de obras entre Vila-seca y L'Hospitalet de l'Infant (Baix Camp) para convertirla en autovía, esta carretera ha registrado 189 accidentes y se ha cobrado 13 víctimas mortales, entre 2005 y 2007. Es quizá el tramo más peligroso de las carreteras de Tarragona, que, tras décadas de reivindicaciones, verá en 2008 completada su metamorfosis a autovía.
Los 30,4 kilómetros que separan el fin de la autovía actual con L'Hospitalet de l'Infant han sido un objeto de reivindicación hasta que en 2001 los alcaldes implicados acordaron el trazado definitivo. Siete años más tarde aún no está abierto ningún tramo, aunque Fomento prevé estrenar en mayo 14 kilómetros entre Vila-seca y Mont-roig del Camp. El siguiente tramo hasta Hospitalet de l'Infant esperará hasta el primer trimestre de 2009. La subdelegación del Gobierno en Tarragona también sitúa en esta fecha la apertura del llamado segundo cinturón de Tarragona, una ampliación de la actual autovía de 8,5 kilómetros hacia Altafulla. Por tanto, el 2008 será el año de la N-340. O quizá el último de esta vía que soporta más tráfico del que puede y que a medida que se vayan abriendo los tramos se convertirá en la nueva autovía A-7.
La vieja vía, que atraviesa núcleos como Cambrils y Miami Platja, tendrá diferentes destinos. En Cambrils, por ejemplo, la apertura inminente de su tramo supondrá la cesión al municipio de la vieja N-340. "Ya tenemos presupuestadas varias actuaciones para eliminar esta tradicional barrera urbanística", dice el alcalde, Robert Benaiges (PSC). Cambrils sufre desde hace lustros monumentales colapsos de tráfico que a veces superan los 20 kilómetros, accidentes mortales y pequeños choques continuos. Además, la N-340 condiciona su planificación urbanística al partir la ciudad en dos. Benaiges quiere convertir la N-340 en un paseo de unión entre ambas partes, todo un cambio de look para este municipio que se prepara ya para dejar de ver y oír los miles de camiones que hoy lo atraviesan.
Caso aparte es Mont-roig del Camp. Su alcalde, Francesc Morancho (PSC), ve la apertura del tramo de Cambrils como un problema: "El tráfico llegará del norte por una carretera de dos carriles por banda y al llegar a nuestro municipio se encontrará con un solo carril". Esto va a multiplicar el quebradero de cabeza que ya en la actualidad representa la carretera: en 2004 hubo un accidente mortal y en 2005 dos más. Entre Cambrils y Miami -núcleo costero de Mont-roig- la N-340 atraviesa cinco cámpings, cuatro urbanizaciones y todo Miami Platja, donde solo hay tres semáforos en cuatro kilómetros. Ante esta situación, Morancho exige la gratuidad de la AP-7 hasta L'Hospitalet de l'Infant, como ocurre entre Torredembarra y Salou, y mejorar la seguridad en su municipio. "Si no lo hacemos bien, esto va a convertirse en una cola constante", avisa el alcalde. Las obras en la N-340 no terminarán en L'Hospitalet de l'Infant. Pero no hay fechas aún ni para el inicio de obras entre este municipio y el límite con Castellón. La llamada autovía del Mediterráneo está en fase de estudio informativo.
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