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Reportaje:

Las franquicias también frenan

La desaceleración económica llega a las cadenas cuyos ingresos crecen menos

Manuel V. Gómez

El cambio de ciclo ha llegado para todos. Conforme se hace más patente que la economía española no es lo que era, los diferentes sectores de actividad lo van notando. Las últimas en comprobarlo han sido las franquicias. Y no porque 2007 haya sido un mal año para ellas, sino porque han dejado atrás los rápidos crecimientos de años atrás.

La facturación aumentó un 11,38% en 2006, tras varios años de aceleración; el año pasado lo hizo apenas un 5,6%, según los datos de la consultora especializada en franquicias Tormo y Asociados.

No fueron los ingresos el único parámetro que aminoró la marcha el año pasado. El informe anual que cada enero presenta Tormo y Asociados sobre las franquicias presenta una desaceleración en casi todos los indicadores del sector. La facturación es sólo uno de ellos. A él se le suma el número de establecimiento y el de inversión global.

Las redes inmobiliarias notaron la crisis del sector. Setecientos establecimientos han desaparecido del mercado en 2007

Al comparar la evolución de la facturación de las franquicias en 2007 (72.373 millones) con la de establecimientos abiertos, se concluye que "no crece la facturación media por establecimiento", según indica el propio estudio de Tormo. El año pasado se abrieron un 5,2% más de locales franquiciados, mientras que la facturación subió un 5,6%. En otras palabras, la tarta a repartir creció, pero lo hizo de igual forma el número de comensales.

El dato más preocupante de 2007 es la bajada del número de enseñas franquiciadoras. El año pasado se cerró con 905 redes, cuando el ejercicio anterior se había hecho con 968. En Tormo y Asociados explican que esta bajada se debe principalmente al cambio de criterio a la hora de catalogar una enseña como franquicia. A partir del año pasado, es necesario que el negocio esté inscrito en el Registro Especial de Franquiciadores, o al menos que haya iniciado los trámites para estarlo, y que reúna unos parámetros mínimos de calidad. Ya entre 2003 y 2004 sucedió algo similar, un cambio de criterio acarreó un descenso -en aquella ocasión mucho mayor- en el número de enseñas.

La sorpresa ha llegado en esta ocasión de las franquicias dedicadas al comercio minorista. La incorporación de grandes marcas a este sector ha impulsado a esta rama "contra todo pronóstico".

Las inmobiliarias franquiciadas, por su parte, sí que han notado la desaceleración. Ellas encarnan la cruz del sector este año. Estos establecimientos no han escapado a la crisis del ladrillo que ha estallado en 2007. Según explica Eduardo Tormo, el director general de Tormo y Asociados, 700 establecimientos franquiciados dedicados a este sector han cerrado en 2007. Y no es el único parámetro negativo. También lo es el que mide el número de enseñas, 13 menos a finales de diciembre.

Un ejemplo de lo que está sucediendo es Tecnocasa. Esta red de inmobiliarias cerró hasta el pasado octubre 160 establecimientos de los 1.050 con lo que contaba a comienzos de año. La misma empresa explica que ha sido "un proceso de reestructuración obligado por las condiciones del mercado".

La coyuntura actual, en cambio, no desanima a Tecnocasa, que mantiene sus planes de crecimiento. Para los próximos años, espera llegar a 2.000 establecimientos. En Tormo y Asociados también se muestran optimistas ante el futuro inmediato. Opinan que este año se seguirán cerrando establecimientos, pero que también se abrirán, y a enero próximo se llegará con un saldo positivo.

A la hora de analizar las perspectivas de futuro en general de las franquicias, Eduardo Tormo se muestra optimista pese a que el ciclo económico esté cambiando. Para explicar este estado de ánimo recurre a una frase propia del sector en Estados Unidos: "En los buenos tiempos crecemos, en los malos tiempos crecemos mucho más". En otras palabras, Tormo confía en que la desaceleración económica fuerce a los pequeños empresarios a buscar el refugio de una red franquiciadora.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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