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La Generalitat aplaza los posibles cortes de agua doméstica hasta junio

Las medidas excepcionales generan recursos equivalentes al consumo de medio mes

Treinta y un días más de agua corriente. Los grifos domésticos de Cataluña funcionarán durante el mes de mayo aunque no caigan lluvias sostenidas en todo el territorio, como sucede desde el pasado mes de abril. Mayo era, hasta ayer, el mes límite que había fijado la Generalitat para iniciar los cortes de agua en las viviendas. Por enésima vez, las restricciones se han desplazado en el calendario como ocurre, suspiro a suspiro, desde que el verano pasado se fijaron para marzo. La amenaza, no obstante, tiene visos de persistir porque la sequía es crítica. Si se ha arañado una mensualidad a las restricciones de agua se debe a que la Generalitat está empleando todas las medidas excepcionales a su alcance para "alejarlas lo máximo posible", según aseguró ayer en rueda de prensa el consejero de Medio Ambiente y Vivienda, Francesc Baltasar.

Los barcos llevarán agua a Barcelona en mayo si se mantiene la sequía
Baltasar medita abrir una quinta desalinizadora en Tarragona

Tales medidas, aplicadas desde el pasado julio y que el consejero consideró "esenciales", pueden englobarse en un mismo procedimiento: exprimir todos los cauces y subsuelos catalanes para aprovechar cualquier indicio de agua, ante unas previsiones que prorrogan la escasez de lluvias hasta abril, según el instituto meteorológico británico. El resultado han sido 10 hectómetros cúbicos adicionales al mes, lo que representa casi la mitad del consumo mensual. Este añadido permitirá "disipar" la sequía, al margen de una lluvia que cuando llega tampoco se deja notar. Las mínimas precipitaciones de enero no cayeron sobre las cabeceras de los ríos, responsables de llenar los embalses. Éstos, cerca del 26% de su capacidad, están en una situación acorde con "las previsiones más pesimistas", lamentó Baltasar.

El agua extra proviene, principalmente, de la recuperación de antiguos pozos y otras captaciones hídricas fuera de uso que aportarán, conjuntamente, unos 5,7 hectómetros cúbicos adicionales al mes. En paralelo, la Agencia Catalana del Agua aprobó ayer 15 millones de subvenciones a varios ayuntamientos para que financien proyectos de rescate de viejos puntos de captación de agua ahora en desuso. Tales proyectos, que el consejero no especificó, se sumarán a las obras ya en marcha de 35 municipios.

La última medida a la que recurrirá la Generalitat, clasificada de "extrema", es el transporte de agua en barcos al puerto de Barcelona. Estos barcos, que sólo se emplearían en caso de persistir la falta de lluvia, entrarían en el puerto a partir de mayo.

Agua del Mediterráneo

La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, confirmó ayer que firmará un convenio con la Generalitat y la Junta de Andalucía para llevar agua desde la desalinizadora de Carboneras (Almería) hasta Cataluña. Pero Baltasar aseguró que se está estudiando importar recursos hídricos procedentes de "cualquier sitio del arco mediterráneo". Lejos de especificar si se refería al Ródano (Francia) o a aguas de Tarragona, añadió: "Puede ser de esos sitios y de muchos más". En el caso de Tarragona sí se apresuró a subrayar que "en ningún caso" se trataría de agua del Ebro, sino de los excedentes de pozos de la zona.

Baltasar explicó su escenario hidrológico ideal, consistente en suplir los 200 hectómetros cúbicos que, aseguró, constituyen el déficit anual de Cataluña y la clave para domar la sequía. Tal escenario divide la costa en tres franjas (norte, centro y sur) que produzcan, respectivamente, 80, 60 y 60 hectómetros. Para ello, declaró Baltasar a este periódico, puede ser necesario construir una quinta desalinizadora en la provincia de Tarragona. Confió, además, en algo más sólido que la lluvia que esperaba que cayera durante el día de ayer sobre los Pirineos. Apenas nevó, pero insistió en que las previsiones que indican nevadas superiores a las de los últimos cinco años "son motivo de esperanza".

El consejero aprovechó para presentar la segunda fase de la campaña Estalviem aigua, en la que se repartirán 650.000 dispositivos que, una vez colocados en el grifo, permiten reducir hasta el 7% el consumo de agua mensual. Menos da una nube.

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