La misma cocina para el mejor cocinero
Alonso, que ayer hizo el mejor tiempo en Jerez, ha diseñado su propio casco y ahora se le prepara un nuevo asiento
Diez minutos para las ocho de la mañana en el circuito de Jerez. Fernando Alonso entra, más de un año después, en el motorhome de la escudería Renault. Hasta poco antes de las nueve, reunión técnica con los ingenieros. A la hora en punto se sube al R27, el monoplaza de la temporada pasada con pequeños retoques. Da una sola vuelta, de instalación, que sirve para verificar que todos los componentes del coche funcionan correctamente, y se vuelve a esconder en el autocar. Antes, un periodista le pregunta por su reencuentro con el bólido. "Mañana me esperan agujetas en el cuello, eso seguro", advierte Alonso.
Hora y media más tarde, vuelve a aparecer por el box. De nuevo, de punta en blanco. Está despeinado, como quien se ha pegado una siesta. Se coloca al lado del coche, posando, para que un par de fotógrafos lo acribillen con los flashes, y se retira a la trastienda del garaje. Cinco minutos después (10.40) vuelve a asomarse, ya ataviado con el Hans, el dispositivo que protege el cuello y las cervicales, y con el nuevo casco que él mismo ha diseñado. En la zona del cogote destacan dos cartas de póker, dos ases, el de trébol y el de corazones, que simbolizan los dos títulos mundiales que el español conquistó con Renault en 2005 y 2006. "Cuando tengamos el póker, nos vamos a casa", bromea Fabrizzio Borra, asistente y fisioterapeuta personal de Alonso y que, tras la aventura en McLaren Mercedes, también vuelve a vestirse con los colores de Renault, que desde el pasado curso son el blanco y el naranja.
Recostados en una pared del garaje, dos backets (asientos de fibra de carbono que utilizan los pilotos). "Fernando vino a Enstone [la sede del equipo en el Reino Unido] justo antes de Navidad y se hizo este backet nuevo para estos tests", afirma una responsable de comunicación de Renault. "Físicamente, él no ha cambiado. Sus hechuras son las mismas, pero tuvo que hacérselo nuevo porque el habitáculo del R27 es distinto al del R26 que condujo hace dos años", explica. Mañana, una vez terminadas las pruebas, el corredor volverá al cuartel general, en el que le confeccionarán otro, adaptado al nuevo R28 que estrenará el martes en Cheste.
La butaca de Nelsinho Piquet, su nuevo compañero, parece más recta y la postura de conducción del piloto más erguida. La del ovetense es más plana, una circunstancia que toma sentido si uno le observa cuando conduce: por su posición dentro del cockpit (habitáculo), su campo de visión es de los más profundos de entre los pilotos.
Han pasado más de dos años desde que Alonso anunció, a finales de 2005, que en 2007 correría para McLaren. Desde entonces, las cosas en la fábrica francesa han cambiado bastante. El equipo ha pasado de ser la referencia en la parrilla a luchar con Williams y Red Bull, escuderías que están muy lejos de poder ofrecer a sus pilotos coches tan competitivos como los Ferrari o los McLaren. Y, además, cuando Alonso decidió cambiar de aires, el constructor francés vivía inmerso en un proceso de indefinición en términos de F-1 y no estaba claro que fuera a seguir comprometido en esta historia, que requiere inversiones multimillonarias. Pero la cosa es bien distinta ahora que Carlos Ghosn, el presidente de Renault, asegura que la compañía no escatimará recursos con el bicampeón. "La cocina es la misma de hace dos años, cuando fuimos campeones, y el cocinero también. Eso debería valer...", comenta Luis García Abad, representante del piloto. En que todo vaya bien tendrá un papel determinante Dave Greenwood, el nuevo ingeniero de pista de Alonso, que ya está al mando de cada paso del corredor. Greenwood fue el segundo ingeniero de pista de Giancarlo Fisichella en la temporada pasada.
Cuando se apeó del R27 tras haber realizado 70 vueltas al circuito de Jerez, Alonso había registrado, en su 67º giro, el mejor tiempo de la jornada, aunque falta saber en qué condiciones lo consiguió. Pero lo que está claro es que en Renault el cocinero es el mismo que hace dos años y, según parece, tiene las hechuras de un campeón.
"Esperaba más dificultades"
Las caras del personal en el circuito de Jerez (unos 6.500 espectadores) eran una mezcla de estupefacción y alegría cuando se supo que el mejor tiempo lo había logrado Fernando Alonso. El español rebajó el optimismo que generó su primera toma de contacto con el monoplaza de la temporada pasada, que compartió pista con el McLaren-Mercedes Mp4/23 y el Ferrari F2008, que tomarán parte en el próximo Mundial. "Los tiempos no son muy importantes en estas pruebas. Uno se centra más en probar cosas", advirtió Alonso en declaraciones a Tele 5.
"Por la mañana rodamos con los neumáticos que usó Nelsinho [Piquet], intentando evolucionar la salida, el sistema de frenada y la electrónica para distribuir la potencia del motor sin el control de tracción. Por la tarde, con juegos nuevos, pudimos mejorar los tiempos. No hay que darle más importancia", dijo el piloto, que reconoció haberse sentido "un poco extraño" al volverse a subir a un Renault. "El coche ha cambiado mucho desde que dejé el equipo, sobre todo por la nueva reglamentación sobre el control de tracción. Hay que tener un poco más de tacto con el acelerador porque tienes 800 caballos en la espalda que hay que manejar con suavidad", ahondó Alonso, que aseguró que las prestaciones del R27 no son tan deficitarias como él creía y muchos decían.
"No va a ser un coche increíble, pero me esperaba más dificultades y problemas al conducir. La prueba ha sido muy positiva", zanjó el corredor, que hoy completará su segundo día de tests en Jerez.
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