El Villarreal martillea al Depor

Hay códigos no escritos en el fútbol que los futbolistas deben tener aprendidos desde pequeños. A un portero rival, joven, debutante, hay que probarlo, saber si tiene cualidades o no, buscar si tiene puntos débiles. Descubrirle. Ayer, los jugadores del Villarreal obviaron tal axioma durante 45 minutos. Pellegrini debió de repasarles la lección en el descanso. De regreso al campo, Senna, de los más curtidos en esto, sometió a Fabricio al tercer grado desde cualquier distancia. En uno de tantos tiros, al portero canario se le aflojaron las manos y el balón le quedó suelto a Nihat, que lo empujó a la red. Se iniciaba así la remontada del Villarreal después del gol inicial de Sergio.

El conjunto amarillo ha perdido encanto en las últimas jornadas. Es evidente. Tres partidos consecutivos en El Madrigal sin encontrar la victoria ante rivales de poco peso así lo atestiguaban. Que surgieran dudas en el cuadro de Pellegrini era inevitable. El debutante Fabricio pudo contemplar desde su privilegiada posición las dos caras del conjunto castellonense. La abúlica de la primera mitad y la volcánica de la segunda. En la plácida primera media hora no tuvo que intervenir en acción alguna. Ni Nihat, que reaparecía ayer tras sus problemas musculares, ni Rossi ni los centrocampistas le daban trabajo.

Los dos penaltis pitados en el primer tiempo, uno para cada equipo, reflejaron un equilibrio estéril. Aparte de las sanciones, no hubo nada reseñable en las áreas, para tranquilidad de Fabricio y desconcierto en la parroquia local, que, mimada como está, muestra su malestar cuando no recibe el caramelo al que su equipo le ha acostumbrado con un juego que ayer no se vio.

La metamorfosis para los amarillos llegó en el segundo acto. La consigna de Pellegrini en el descanso quedó clara. Había que probar las cualidades del joven portero rival. Senna dirigió la obra y Nihat le puso el sello.

Villarreal 4 - Deportivo 3