"La seducción la ejerzo y la practico"

Pregunta. Estrena Descalzos por el parque, de Neil Simon; tiene terminadas dos películas y en septiembre se va a Rusia a dirigir Cuento de invierno, de Shakespeare. ¿No acapara un poco?

Respuesta. A mí me gusta acaparar, la verdad. Yo de pequeñita jugaba a tirar piedras en las balsas de la sierra, y mi piedra era la que llegaba más lejos, con muchos golpecitos. A mí me gusta dar muchos golpecitos.

P. Que tiemblen sus compañeros, con tanto tirar piedras.

R. En esta profesión se tiene fama de todo. Pero las piedras las tiro al agua, no a las personas.

P. ¿Le pega su papel de suegra de Descalzos por el parque?

R. Es la segunda madre que hago. Y creo que es lo que me toca, lo que soy: en mi vida privada soy suegra y soy abuela.

P. ¿Por qué hablan de su eterna apariencia de debilidad?

R. ¿De verdad? Yo, cuando tengo que matar, mato. Y ése es uno de mis grandes problemas, que a veces digo lo que pienso y hay gente a la que no le gusta.

P. Ha contado que su primer papel en la vida fue vestirse de valenciana. ¿Tardó en reponerse?

R. Todavía tengo la foto. En ese momento yo no me di cuenta de lo que hacía, era absolutamente inconsciente. Pero lo de los moñetes me duró mucho tiempo. Me costó quitármelos.

P. ¿Cómo se pasa de los moñetes de niña valenciana a la melena de leona en la profesión?

R. Te llevas muchas tortas, muchos batacazos, muchas heridas. Y muchos tirones de pelo.

P. Luego hacía teatro estando con las monjas. Sí que ha tenido una infancia difícil.

R. Difícil, difícil. Imagínese que cuando llegué a la universidad pregunté que dónde se daban las clases de socialismo.

P. ¿Qué iba, de listilla?

R. Total. En casa, mi padre se leía El capital y a mí eso me parecía lo más normal del mundo.

P. Si le ha quedado la espinita de las clases, puede pasarse por la calle de Ferraz.

R. En estos momentos las clases se las tendría que dar yo a ellos.

P. ¿En qué habitación de la casa hace su mejor papel?

R. En la cocina hago de todo. No sólo cocinar. De todo, de todo.

P. ¿Apellidarse Mira Franco ayuda a llevarse bien con el PP?

R. Franco asesinó a mi abuelo Franco. Yo soy republicana, y lo de mi abuelo Franco lo he llevado siempre muy a gala.

P. Un día dijo: "En los últimos seis meses no he dormido en mi cama ni diez noches". ¿Tanto liga?

R. ¡Qué más quisiera yo! [ríe]. Ligada estoy. Lo que pasa es que no duermo con quien quisiera lo que yo quisiera. Ahí me refería al trabajo.

P. Con tanto actuar, ¿no se ha quedado un poco colgada de la ficción?

R. Sí. Yo creo que todos estamos colgados de la ficción. A nadie nos gusta al cien por cien la vida que hacemos. Y todos participamos en esa fantasía de imaginar.

P. Dice de sí misma que hace un "ejercicio de limpieza, de orden cósmico y de equilibrio". ¿La ha visto el médico?

R. Ja, ja, ja. Le puedo asegurar que lo escribí para quedar bien. Me gustó mucho, pero luego esa frase me ha dado mucha risa, porque ni yo la entiendo.

P. ¿A qué político le daría un papelito?

R. A una mujer, siempre, porque lo haría muy bien. A Carme Chacón, y la pondría de Cleopatra, que fue 10 como gobernante y 10 en su vida privada.

P. Dígame un papel para Zapatero y otro para Rajoy.

R. Me quiere hundir. A ver: a Rajoy le daría el Rey Lear, por ese problema que tiene con su entorno afectivo, quién le quiere, quién no le quiere, y a quién deja de querer; y a Zapatero, El Principito, por la curiosidad de descubrir e ir aprendiendo más.

P. Creo que con los chicos se pone usted superseductora. Déme un par de consejos para que caigan como moscas.

R. Yo la seducción la ejerzo y la practico, porque si no, no podría subirme a un escenario. La primera arma de seducción es la voz. Me parece que hay que tener una voz conectada con uno mismo; la otra es la mirada. No es sólo seducir para ir a la cama, sino para comunicar.

P. Sobre su ego estratosférico cuentan y no paran. ¿Toma algo para calmarlo?

R. ¡Por favor! [carcajada]. Café, mucho café. Soy Leo, y, si lo dicen, será verdad. ¿Si me tomo algo? Sí, porque a veces este ego me lleva a creer que hay cosas que son posibles, y no lo son.

P. ¿Cuál es la última trastada que le ha jugado?

R. A veces me empeño en cosas pequeñas, algo que cocinar o arreglar en casa, y no me sale. Y en el terreno profesional, ni le cuento: nunca me parece que un trabajo está bien hecho. Y ese querer mejorar es fantástico, pero, cuando no lo consigo, me pego unas hostias impresionantes con mi ego. Y siempre me digo: humildad, humildad, humildad.