La falta de pistas frena el optimismo sobre la pronta aparición de Amy

La desaparición de la menor irlandesa Amy Fitzpatrick, que falta de su casa en Mijas (Málaga) desde el día de Año Nuevo, se está convirtiendo en un rompecabezas policial. El optimismo de los investigadores de la Guardia Civil ante la aparición de una pista con la que se pensaba que el caso se resolvería de forma inminente pareció frenarse ayer al descubrirse que esa línea de investigación no era tan directa como se esperaba. Las pesquisas continuaban ayer bajo las órdenes de un capitán del instituto armado que ha retomado la investigación casi desde el origen. El nuevo agente al mando de la investigación volvió a interrogar a la familia de Amy, de 15 años, a la mejor amiga de la menor, Ashley y a otros allegados de la chica.

Además, sacó de la vivienda de la familia, en la urbanización mijeña de Riviera del Sol, el ordenador de Amy, para analizarlo de nuevo en busca de datos que puedan conducir a la joven. Fuentes de la investigación se limitaron ayer a constatar que trabajan "en todas las líneas posibles".

Mientras tanto, ayer se llevó a cabo el segundo y, por el momento, último gran rastreo en busca de Amy. Un total de 213 efectivos de Guardia Civil, policías locales y bomberos de toda la provincia de Málaga, Cruz Roja, y Protección Civil, peinaron 18 kilómetros cuadrados de terreno al oeste de la vivienda de la joven, la mayoría de ellos en el término municipal de Marbella. Al igual que el rastreo del día anterior, no se hallaron objetos ni restos orgánicos pertenecientes o relacionados con Amy, que fue vista por última vez el pasado 1 de enero sobre las 22.00 cuando regresaba a su casa después de haber pasado la Nochevieja en casa de su amiga Ashley, en la urbanización Calypso. A partir de hoy, la búsqueda de la joven sobre el terreno se limitará a la Guardia Civil, que reclutará a efectivos de diferentes cuarteles de toda la provincia de Málaga.