_
_
_
_
Fin de semana
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Elogio de los Reyes Magos

Los Reyes Magos son un prodigio intercultural e interracial. ¿Por qué no caerán mejor a las mentes avanzadas? El primer negro de nuestras vidas (perdón, el primer afroamericano, o... este... sí, ¿no?) fue Baltasar. De niños era el rey que más nos gustaba. No por ser negro era bracero, o pastorcito o peón de subcontrata vasca: Baltasar era rey. Pero el mundo está lleno de patanes que no sacan de la Navidad las debidas consecuencias. Gracias a la Navidad, sabemos que los afroamericanos vienen de Oriente. De hecho, los Magos son el símbolo perfecto de que nuestra civilización, que tiene un pie en Grecia, tiene el otro en Oriente. Siendo así, ¿cómo no ensalzar a los Magos? ¿Por qué se hallan en retroceso, cuando prefiguraban una sociedad fraterna? Además, son una cura de humildad para nosotros, blancos occidentales egoístas y depravados que esquilmamos el planeta con vileza neoliberal (Aquí, unos himnos en alabanza de Al Gore).

Los Reyes son una cura de humildad para nosotros, blancos occidentales egoístas

Nos encaminamos a una sociedad mestiza, pero precisamente ahora renegamos de los Reyes de Oriente y tornamos a las esencias pirenaicas de un carbonero preindustrial. Pero Olentzero es un patán, un mutilzaharra que no ha conocido mujer: el típico misógino de pueblo, aunque ahora, en los colegios públicos, las niñas lo dibujen constantemente, temo que para borrar de su memoria (con mis impuestos) todo rastro de cultura cristiana. Y en cuanto a Papá Noel, se trata de otro inexcusable solterón: esas mejillas rojas, esa risa tabernaria, esas botas... Apostaría a que tiene antecedentes por malos tratos. De la vida privada de los Reyes tampoco sabemos nada, pero fueron capaces de arrodillarse ante una mujer (Lo cual, sabiendo cómo las gastan en Oriente, no está mal). Incluso decidieron otorgarle una dignidad mayor. De vientre de mujer nacen los hombres, pero en el cristianismo incluso el mismo Dios. Curioso que nadie haga de esto una lectura feminista: ni siquiera los teólogos progres, quizás porque los teólogos progres son los primeros que buscan sacar a los Reyes Magos de la escuela.

En el terreno laboral, sin duda Olentzero es un autónomo, pero Papá Noel sí que despierta repugnancia: dirige una multinacional del juguete (Repito la palabra maldita: una multinacional). Su fábrica está llena de manufacturas y cadenas de montaje, donde los elfos trabajan a destajo, explotados por el rubicundo patán, aunque habrá colas de mexicanos queriendo emplearse en su fábrica. Ese es otro argumento a favor de los Reyes Magos: sus ayudantes están bien alimentados, y tan bien vestidos que nada saben del trabajo menestral.

Otro argumento a favor de los Reyes Magos es que viajan en camello, llevan su caravana multirracial por los desiertos. Los Reyes Magos utilizan un transporte ecológico, detestan los motores de explosión. Olentzero, en cambio, produce combustibles fósiles, poluciona el planeta, emite CO2 a la atmósfera. Ese impresentable cashero es directo responsable del calentamiento global. ¿Qué tiene que decir ANV a este respecto? Tanta murga con el tren de alta velocidad, pero ¿qué pasa con los humos de Olentzero? ¿Por qué no dicen nada de los Magos y de su ejemplar transporte sostenible?

Y, por fin, la vestimenta. En dos palabras: Papá Noel es un hortera de bolera, pero lo de Olentzero no tiene nombre: ni en las ruedas de prensa de la izquierda radical se ven tipos tan reñidos con el agua corriente y con la espuma de afeitar. En cambio, los Reyes son unos tipos distinguidos. Su elegancia, su apostura, nos remite a otras épocas. Sin duda, a épocas menos vulgares que la nuestra.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_