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España tratará de parar en Baleares una nueva ruta de droga a Europa

El control policial del Estrecho ha desviado a las mafias hacia las islas

"Los 'grecos' no luchan solos". Así lo afirmó ayer en Palma uno los directores operativos de la cúpula de la policía que creó en 2005 el Greco (Grupo de Respuesta Especial al Crimen Organizado). Estos policías especializados arriban a Baleares para actuar en un destino apetecido por el hampa. Las islas pueden ser una plataforma para la gran delincuencia organizada, porque están en una zona estratégica, a mitad de camino entre el norte de África y Europa, cerca de las capitales portuarias españolas, francesas e italianas. Diez grecos han instalado su base en Palma y de inmediato otros diez estarán en Ibiza.

Las bandas han modificado métodos y rutas para el tráfico de drogas, el manejo de dinero negro para su blanqueo y la delincuencia conexa: estafas, falsificación de documentos o el tráfico de personas para la explotación sexual.

Las islas Baleares son territorios pequeños y marítimos, donde se da un movimiento de más de 13 millones de turistas cada año, sobre una población de apenas un millón. En la costa navegan más de 30.000 embarcaciones. Un tráfico frenético.

La "sofisticación" de las estrategias preocupa a la policía. Los "equipos policiales están altamente especializados, tanto por sus equipos tecnológicos como por su preparación", advirtió el director general de la Policía y la Guardia Civil, el balear Joan Mesquida. "Las bandas lo tienen más difícil", indicó en Mallorca.

El Greco opera ya en los puntos calientes de la mafia internacional: la Costa del Sol, Cádiz, Canarias, Galicia y Levante. En dos años de actuaciones han caído 90 bandas -cuatro en Baleares- y 916 personas han sido detenidas. La gran delincuencia extiende redes y terminales, tiene una estructura y repite golpes, al modo de una empresa clandestina.

Baleares es clave porque el cerco que Interior ha establecido en Andalucía con el SIVE (Servicio Integral de Vigilancia en el Estrecho) ha forzado a las planeadoras de la droga y a las pateras del tráfico de inmigrantes a desplazar sus rutas hacia alta mar para llegar hasta el archipiélago, desde donde el hachís se reembarca hacia el continente. Estos periplos más largos, de ida y vuelta, no frenan a los narcos. En los últimos meses se han localizado media docena de lanchas en Mallorca e Ibiza, motorizadas con hasta con cuatro motores de 250 caballos, que pueden transportar cuatro toneladas de droga. Descargan y retornan a la base, en Marruecos. A veces han llegado hasta el delta del Ebro, en Cataluña. Los helicópteros y las lanchas del Ministerio del Interior no siempre tienen la autonomía y la velocidad suficiente para interceptar a las planeadoras.

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