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Reportaje:Golpe al rally más prestigioso

Una plaga de dramas y muertes

La prueba, lastrada por guerras y accidentes, se ha cobrado 50 vidas, dos por terrorismo

Robert Álvarez

La aventura del Rally Dakar se vivía y sufría durante los últimos tiempos tanto o más fuera de la carrera que en la estricta competición. Los accidentes han segado un rosario de vidas, muchas de pilotos, algunas de personas que trabajaban en tareas relacionadas con la carrera y muchas también de simples espectadores o ciudadanos, a veces niños, que simplemente pasaban por allí. La lista es tan extensa que ni siquiera existe pleno consenso sobre el número de víctimas. En cualquier caso, ronda el medio centenar.

El propio creador del rally, Thierry Sabine, falleció junto a cuatro personas más en un accidente de helicóptero. Aquello fue en 1986, una de las ediciones más trágicas con siete muertos. Sabine había decidido anular una etapa en esa edición, la que discurría entre Níger y Alto Volta, por problemas administrativos. Lo mismo sucedió en 1988 y en 1989, añadiéndose también motivos meteorológicos.

En 2006 murieron dos niños atropellados por vehículos de la competición
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Desde su creación en 1979, el rally ha hecho frente a numerosas amenazas terroristas. En 1982 ya se produjo un tiroteo sin consecuencias. Pero en 1991 el francés Charles Cabannes, piloto de un camión de asistencia, murió de un disparo en Malí. Su muerte está relacionada con el conflicto entre el Ejército de Malí y los tuareg, aunque el autor del asesinato no fue identificado. Cinco años después, Laurent Guéguen murió por la explosión de una mina colocada por el Ejército marroquí en la zona de conflicto con el Frente Polisario.

Una etapa fue suspendida en 1992 a causa de amenazas por parte de los rebeldes en el Chad. Un año después, la prueba transcurrió por última vez por Argelia debido a las amenazas islamistas. Los enfrentamientos entre tribus tuareg provocaron la modificación de una etapa en Níger en 1997 y cuatro años después se suspendieron cuatro etapas a causa de una amenaza terrorista en Níger y Libia. Dos etapas más fueron suspendidas en 2004. El año pasado, las amenazas de un grupo salafista argelino, rebautizado como Rama de Al-Qaeda en el Magreb islámico (BAQMI), obligó a anular dos etapas en Malí.

Y junto a las amenazas, los accidentes. En 2005 se avivó la polémica. Cinco muertos se cobró el Dakar y entre ellos uno de sus pilotos más ilustres, dos veces ganador de la prueba, el italiano Fabrizio Meoni, y también el español José Manuel Pérez El Carni. La organización de la carrera se volcó en el intento de evitar más muertes, tanto en la carrera como fuera de ella, especialmente después de que en los tres últimos años hayan fallecido cinco pilotos y en 2006 dos niños, éstos como consecuencia de violentos impactos con vehículos de la competición.

Para salvaguardar a los habitantes de los poblados, los organizadores limitaron la velocidad en los poblados a 50 kilómetros por hora, a 30 en algunos. Además, instalaron carteles y repartieron cómics para informar a la población de las normas de seguridad que deben seguir los espectadores de la prueba.

En cuanto a los pilotos, además de la limitación de la velocidad a 150 kilómetros por hora a partir de 2006, se redujo también a 100 kilómetros la distancia máxima entre los repostajes de combustible. Se obligó a llevar un peto protector a todos los pilotos y se comercializó el protector cervical.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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