¿Muela o palillo?
Los usamos a diario, sobre todo para pinchar aceitunas o boquerones. Pero cada vez menos para nuestra higiene dental. El palillo ha pasado de ser indispensable a ser considerado rudo. Y eso que tiene un enorme valor no sólo como tenedor sino también como remedio rápido y eficaz ante una necesidad urgente de limpieza bucal a la hora del tapeo. Pero el nuevo instrumental para la higiene dental los ha convertido en la antítesis del glamour y cada vez es más difícil encontrarlos en un bar, mucho menos en un restaurante. Este palillero diseñado por Guillem Ferran nos recuerda cómo pueden terminar nuestras muelas si evitamos usar los palillos cuando es necesario. Una satírica muela deteriorada, realizada en cerámica blanca, en cuyo hueco se alojan los palillos. Guillem Ferran acaba de ganar el premio INJUVE en la categoría de diseño industrial. Su trabajo, y el del resto de jóvenes premiados por el Instituto de la Juventud, se expone hasta el 13 de enero en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Es un objeto de Cha-Chá Original y cuesta 14,95 euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.