Sombra de controversia
Muhtar Kent llevaba un año preparándose para el cambio de guardia en Coca Cola. El director de operaciones asumirá las riendas de la compañía el 1 de julio, cuando Neville Isdell deje el puesto de consejero delegado. Era la apuesta más conservadora. Cree que para que un negocio pueda tener éxito en mercado globalizado antes hay que entender muy bien las diferencias culturales. Pero esta filosofía que define a la casa no le libra de la controversia.
Kent, de 55 años de edad, conoce al dedillo Coca Cola. Empezó a trabajar para la popular marca estadounidense en 1978. Y al igual que Isdell, destaca por su capacidad para entender como se mueven las tendencias a escala internacional. Juntos relanzaron el negocio durante los años 1980 y 1990 en los mercados de la extinguida Unión Soviética. Además, orquestó la reciente compra de Vitaminwater, la mayor adquisición en la historia de la compañía, con la que Coca Cola quiere recuperar el terrero perdido en el mercado de las bebidas sin gas.
Hijo de un diplomático turco, su fuerte está en la relación sólida que mantiene con las embotelladoras y es un gran estratega. Y ya hace una década brilló dentro del imperio. Pero su pasado tiene un lado oscuro. En esos años se vio envuelto en un turbio episodio de información privilegiada. El directivo vendió sus acciones poco antes de que la compañía alertara a los inversores sobre las proyecciones. Entonces estaba al frente de la embotelladora Amatil en Sidney (Australia). El caso se resolvió con el desembolso de los 260.000 dólares que ganó.
Aunque nunca fue acusado de haber cometido irregularidad alguna, Kent se vio forzado a dejar su puesto en Amatil. De ahí pasó a trabajar para una embotelladora en Turquía, el país en el que se crió y del que conserva la nacionalidad. El ejecutivo volvería a Coca Cola en mayo de 2005 como presidente con responsabilidades para la región de Euroasia y Oriente Próximo. Y en enero de 2006 sería ascendido a presidente de Coca Cola International. A final de ese año se pondría además el caso de director de operaciones.
Kent, de origen neoyorquino, no sólo tendrá que disipar los fantasmas del pasado sobre lo que fue calificado como "un error honesto". Además deberá intentar recuperar las ventas en EE UU, que desde hace años están planas por la dura competencia de su rival PepsiCo y por la preocupación de los consumidores hacia los problemas de salud. El mercado reconoce sus cualidades. Isdell mantendrá el puesto de presidente hasta la junta general de accionistas que se celebrará a mediados de 2009. No se sabe si Kent tomará entonces ese casco.
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