El año del desencanto

Se ilusionó con el cuento de la lechera y ahora se da de bruces. Campeón de la Liga y de la Champions en 2005, el Barcelona contabilizó antes de tiempo cada competición por un título. El Barça de las siete copas, se le bautizó. Pero desde entonces el equipo ha perdido el pulso en cualquier torneo. "Que acabe pronto este año", sugirió impaciente y desilusionado Xavi tras perder el domingo por la mínima ante el Madrid. "Tenemos que afrontar el próximo con más ganas e ilusión", convino Iniesta. "Hay que ponerse las pilas", insistió Valdés.

Todo empezó hace un año, cuando al Barça se le escapó el Mundial de clubes ante el Internacional de Porto Alegre. "Un fracaso", concluyó Frank Rijkaard. "Un palo que nos ha hecho mucho daño", recordó Xavi al tiempo que en el club se tomaba la derrota como un accidente sin importancia. Lo mismo se pensó unas semanas después, cuando el Liverpool castigó sin remisión los errores del Barça en los cuartos de final de la Liga de Campeones. Doble mazazo para la plantilla azulgrana, que acabó por hundirse en la Copa, en la que el Getafe le endosó un tremendo 4-0 para dar la vuelta a la eliminatoria.

"Sólo nos queda el orgullo", defendían entonces los futbolistas, que luchaban en la Liga por no perder un liderato tan holgado al principio como insuficiente al final. El Betis y el Espanyol sellaron las tablas con el Barça en los postreros partidos y el Madrid le arrancó el título, la última esperanza.

Envuelto el Barcelona en un ácido debate sobre Ronaldinho -su físico, sus salidas nocturnas, su rendimiento...-, Rijkaard sigue este curso sin dar con la tecla para reactivar al equipo, que perdió el clásico y está a siete puntos del Madrid. "No queda otra que tirar hacia adelante", propuso Valdés. "Hay que tener fe", concluyó Iniesta.