Los precios no suben ni bajan

En los últimos días y meses, los políticos y los medios de comunicación nos vienen advirtiendo de que los precios están subiendo y lo seguirán haciendo. Cometen una grave equivocación. Otorgan a los pobres precios naturaleza de seres vivos. Parece que sean los precios, o los bienes de los cuales sólo indican su valor de venta, los que deciden subir o bajar.

Hipótesis de partida: un pobre pollo o una zanahoria no deciden por ellos mismos subir su precio.

A ver, hay dos tipos de indicadores o precios: aquellos que se forman en mercados más o menos organizados (por ejemplo, el petróleo o los cereales ven su precio marcado en los mercados internacionales) y aquellos que son marcados por el agente que vende el bien o el servicio, en general una empresa.

¿Qué está pasando ahora? Hay algunas empresas que están viendo cómo aumentan sus costes, pues bienes que provienen de mercados internacionales (por ejemplo, el petróleo) les cuestan bastante más caros. Estas empresas no quieren ver reducidos sus enormes beneficios, por tanto lo que hacen es repercutir el aumento de costes a los precios finales. De hecho, es fácil ver cómo hay un acuerdo tácito para efectuar este aumento de precios de forma consensuada.

Tenemos unos políticos que no permiten que aumenten los sueldos, que suben al mismo ritmo de la inflación desde hace años, pero que no presionan al sector empresarial para que contenga unos beneficios que, en plena crisis, parecen inmorales.

Las empresas del Ibex se pueden permitir el lujo de estar aumentando los beneficios entre un 20% y un 30% anual (supone doblar beneficios cada 4-5 años), mientras que desde hace más de 10 años los trabajadores perdemos poder adquisitivo de forma continuada.

Conclusión: los precios están subiendo porque tenemos un tejido empresarial irresponsable y egoísta que prefiere entrar en una fase de estanflación aumentando los precios para recibir un beneficio a corto plazo, mientras los políticos y medios de desinformación hacen el trabajo de asustarnos con el cuento de los "precios malvados que no quieren dejar de subir".