Contaminación inversa
Así está nuestro planeta televisivo: hay dos cadenas que emiten gases tóxicos en cantidades industriales y cosechan enormes audiencias, y luego están las cuatro restantes (La Primera, La 2, Cuatro y La Sexta), que intentan por todos los medios no traspasar esa nada sutil línea roja (o rosa-amarillo) del nuestro mundialmente célebre CO2 audiovisual, aunque sepan muy bien que en la mierda catódica está el gran negocio.
Lo que ya está demostrado es que las dos cadenas italianizantes responsables de nuestra basura son completamente inmunes a la contaminación de esas cuatro parrillas cívicas que intentan desesperadamente otro tipo de emisiones, o sólo van en busca de un target nacional distinto al de Escenas de matrimonio, Aquí hay tomate, A3bandas o La noria. Hasta la fecha no he visto moverse un milímetro las parrillas de Tele 5 y Antena 3 (Berlusconi y DeAgostini) por influencia de esas cadenas que no quieren incurrir en basura y son todas de capital español. Nunca. Pero he observado esta semana cierta contaminación contraria.
Por ejemplo, empieza a ser difícil distinguir a simple vista el programa Sé lo que hicisteis, que era estupendo, de esa telebasura que tanto critica. La polémica feroz que los enfrenta al Jorge Javier tomatero ha contaminado su zapping y ahora hay que hilar muy fino para diferenciar lo que atenta o no contra la protección del horario infantil. Me pasó igual con El sexómetro de Cuatro, a pesar de la coartada del instituto Opina, que iba de Informe Kinsey, y de las carcajadas de Nuria Roca. No era telebasura, de acuerdo, pero sonaba a típico programa berlusconiano en el que se enfrentan hombres y mujeres sólo para gritar del arte de follar, y encima apenas logró un share del 6,8%. Mucho ojo a la contaminación inversa.
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