El Sevilla se atreve otra vez

En Cantabria se juega mucho -y muy bien- al mus. Y enfrentarse con las mismas cuatro cartas a envites, que pueden convertirse en absolutos en cualquier momento, en otras cuatro disciplinas obliga a saber jugar sin cartas. Precisamente lo que le toca al conjunto que dirige Marcelino. El Racing afronta los partidos alejado del palique o de cualquier tipo de exhibicionismo, apoyado en la disciplina táctica y a la espera de que el contrincante se confíe o, mejor aún, se vea forzado a jugársela. Pero no suele ser bastante cuando uno no tiene cartas en la mano y el de enfrente sí.

El Racing demostró por qué está donde está en esta Liga -sexto en la clasificación por delante de muchos equipos con plantillas y presupuestos muy superiores- con su manera de imponer el ritmo de juego en los primeros 25 minutos, cuando llegó el primer gol sevillista.

El gol demostró por qué el Sevilla ha sido capaz de hacer lo que ha hecho en los dos últimos cursos. El balón llegó al área racinguista por la banda derecha, allí se encontraron Navas y Maresca y se pasaron la pelota como si no hubiera contrarios, el italiano vio que no podía marcar y le dejó el trabajo a Kanouté. El Sevilla sí tiene cartas.

Ayer también recuperó parte de su facha, perdida por momentos en esta temporada. Maresca prolongaba la posición y la distribución en el campo, a lo que también ayudaron los pasos, varios, adelante que dieron los centrales y el bullicio por la banda de Capel y Navas.

Al rebufo del gol, el Sevilla se atrevió más y Navas y Kanouté tuvieron un par de ocasiones meridianas de gol. Es curioso cómo a este equipo parece que lo que le falta en los últimos tiempos es tener el coraje de volver a ser él mismo.

En la segunda mitad, el Santander ganó la baza que podía ganar. La de Garay. El argentino se sacó un chutazo espléndido en un saque de falta que, a duras penas, despejó a córner De Sanctis. El saque desde la esquina, lo convirtió la cabeza de Garay en gol.

El Racing lo había hecho todo lo bien que lo podía hacer. Pero al Sevilla le pesaba más mano sobre el tapete. Chevantón, un fichaje multimillonario que arrancó la temporada sin ficha, adelantó a su equipo con un saque de falta. Y el Racing perdió a Garay por expulsión. Y el Sevilla se adornó con dos goles más. No tuvo ni necesidad de lanzar un órdago. Como solía.