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Nuevos formatos

La televisión explora las fronteras que delimitan los géneros

Durante todo un año, el presentador de televisión Patrick Lodiers acompañó en sus quehaceres cotidianos a cinco jóvenes que todavía no habían cumplido los 35, para elaborar un curioso documental. No se conocían entre ellos, pero todos tenían algo en común: eran enfermos en fase terminal y sabían que no les quedaba mucho tiempo de vida.

Una cadena holandesa retrata los últimos días de cinco enfermos

El programa se emitió el año pasado en la televisión pública holandesa BNN con el título Over my dead body y el sábado abrió en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona la 13ª edición del Miniput, la muestra internacional de tendencias televisivas impulsada por TV-3 y la Pompeu Fabra junto a otras universidades y medios públicos.

Over my dead body muestra cómo encaran la muerte los cinco chicos, que han de despedirse de sus amigos o enfrentarse a algo tan duro como escoger su propio ataúd. La BNN no propone un planteamiento morboso, pero muchos se preguntan tras ver uno de sus capítulos dónde acaba el documental y empieza el reality.

Los programas proyectados en el Miniput han sido seleccionados por ser originales y transgresores. Experimentan con nuevos géneros televisivos y exploran los terrenos fronterizos que delimitan los lindes del medio tradicional para sorprender y seducir a la audiencia.

Over my dead body aborda un tema que hasta ahora se había tratado pocas veces en televisión con tanta naturalidad. Cada protagonista del programa se plantea un pequeño objetivo antes de morir. Geja, de 21 años, quiere interpretar y grabar las canciones que sonarán en su funeral. Mientras que Elmar, diseñador, se propone crear un jardín que alegre las vistas de los pacientes del hospital en el que ha sido operado y al que sabe que habrá de volver irremediablemente. "Mientras me acompañen las fuerzas, seguiré adelante", comenta el joven en el vídeo que, como sus compañeros, transmite un mensaje siempre optimista. Karin, otra de las pacientes, no llegó en cambio a sobrevivir al programa, y Lodiers comunicó impactado a la audiencia el fallecimiento de la joven, cuyas evoluciones había seguido desde el estreno de Over my dead body.

También la cadena pública británica BBC se ha adentrado en el terreno de los asuntos familiares con la emisión de My life as a child. Se trata de un programa destinado al público adulto pero elaborado por niños de 7 a 11 años. Cada uno de ellos recibió una cámara y durante meses la utilizó para grabar su día a día. Este pequeño diario audiovisual permite retratar a la sociedad británica y revela hasta qué punto los niños son capaces de entender y evaluar el comportamiento de sus padres.

Ellen, una de las participantes, tiene ocho años y vive en Cardiff. "Mis padres se divorciaron cuando yo tenía tres años. No resulta fácil", cuenta la niña, quien confiesa que no termina de entenderse con su padrastro y que se muere de ganas por viajar a Japón. Allí vive su padre junto a su novia Akiko, y la niña quiere saber si la cosa va en serio y éste va a quedarse a vivir en Tokio.

Nicola Gibson, productora del programa, señala que su voluntad era huir del sensacionalismo y que se descartaron aquellas imágenes que pudieran comprometer al niño. "En ningún momento manipulamos a los chicos", señala Gibson, quien tiene muy clara cuál ha sido la conclusión del experimento: "No debemos subestimar la inteligencia de los niños y tampoco presumir que no entienden cómo funciona el mundo de los adultos".

Otra de las producciones que conquistó a la audiencia en el Miniput fue el documental israelí Souvenirs (Sirocco Productions), que sigue los pasos de Shahar y su padre, un anciano miembro de la Brigada Judía en la II Guerra Mundial. Ambos recorren a bordo de un Autobianchi Italia, Alemania y Holanda, y se reencuentran gracias a las gestiones en secreto del chico con una antigua novia del nostálgico brigadista.

Pero el programa del que más se ha hablado este año es Bye, bye Belgique, el mejor ejemplo de cómo pueden transgredirse los géneros. La televisión pública belga RTBF emitió hace un año un informativo especial presentado por la estrella de la cadena que interrumpió la programación habitual sin previo aviso. El periodista anunciaba la independencia de Flandes, la próspera región belga con aspiraciones independentistas. Media hora más tarde se informó a los espectadores de que todo se trataba de una broma, pero para entonces el informativo ficticio ya había sacudido al país.

Philippe Dutilleul, director del programa, afirmó este fin de semana que su objetivo era "generar un debate de fondo entre la ciudadanía sobre el futuro de Bélgica y los límites de la televisión a seis meses de las elecciones generales". La verdad es que además consiguió desencadenar un vendaval político y que el 89% de la audiencia se creyera el bulo. En el coloquio posterior a la proyección en el CCCB, algunos profesionales del medio, como Francesc Escribano, director de TV-3, y Josep Maria Carbonell, presidente del Consejo del Audiovisual de Cataluña, opinaron que este programa no sería posible en España. "Nuestra tradición democrática es diferente, más joven y, además de un debate, el programa generaría un clima desagradable", comentó Escribano. Tampoco Xavier Coral, presentador del informativo del mediodía en TV-3, se ve participando en la farsa. "Sé lo que cuesta ganarse la credibilidad de la audiencia. Por otro lado, el programa se presta a la confusión y no sé si los espectadores entenderían qué es verdad y qué es mentira", concluyó Coral.

Shahar y su padre, protagonistas de <i>Souvenirs.</i>
Shahar y su padre, protagonistas de Souvenirs.

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