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Reportaje:talentos

Una herencia inevitable

Romano Ricci, nieto de Nina Ricci, crea una nueva fragancia

Romano Ricci nació en un entorno privilegiado que ha sabido aprovechar bien. Como su apellido indica, pertenece a la gran saga francesa que inauguró la mítica Nina Ricci, en 1932, cuando abrió su salón en París. Lo que ahí se hacía era alta costura. Como ella era la artista, dejó en manos de un hijo, Robert, la gestión de la empresa.

"Soy muy libre en lo que hago, no me pregunto si le gustaría a mi abuelo"
"Si tuviera que pasar un 'test' de consumidores, no lo hubiera pasado"

Pero él también había heredado la vena artística, que en su caso le proyectó hacia la perfumería. Y en 1947 creó, probablemente, el aroma más vendido del mundo, L'air du temps. Y con él le dio en las narices a su familia, que temía que les iba a arruinar con el asunto de los perfumes. Lo que no sabía su familia era que estaban ante un visionario: prácticamente hoy todas las marcas de lujo (y no tanto) de donde sacan de verdad el dinero no es de la ropa, sino de los productos de belleza, y, sobre todo, de las colonias.

A ese abuelo le debe mucho su nieto Romano, de 29 años, que ha estado estos días en Madrid para presentar una línea -cómo no- de perfumes: Juliette Has a Gun, una colección de cinco fragancias -raras, muy especiales- inspiradas en la rosa.

Romano Ricci dice que le gusta mucho España, el "momento liberal que vive ahora", y por eso viaja a menudo a Madrid y Barcelona. Él, que vive en la selecta Rive Gauche de París, rodeado toda su vida de mujeres, dice que ha sido el enfant terrible de la familia. Y que hasta hace poco ha probado de todo. Un poco de pintura, otro poco de fotografía... Hasta llegó a correr en Las 24 Horas de Le Mans, donde conoció "¡a Fernando Alonso!", exclama entusiasmado.

En realidad sospechaba que para lo que estaba predestinado era para sacarle provecho a su instinto nasal y por eso retrasó hasta donde pudo el momento que vive hoy. "Tuve mi época rebelde, me negaba a seguir la trayectoria marcada", cuenta repantingado en los asientos de una interminable limusina blanca donde pide permiso para fumar. La rebeldía se acabó cuando murieron su abuelo y su padre.

Romano resulta un tipo bastante espontáneo y que, a pesar de su privilegiada herencia, tiene pinta de no habérselo creído. Y concede a cada uno lo suyo. En esta historia de Juliette Has a Gun enseguida deja claro que ha contado con la ayuda inestimable del perfumista Francis Kurdjian, el mismo que ha creado Aqua di Parma, Cologne Dior o Le mâle, de Gaultier.

La marca Juliette, que roba el nombre a la heroína de Shakespeare, está basada en uno de los secretos que le transmitió su abuelo: "el arte de la materia prima". Así que los ingredientes no podían ser más que puros, naturales, flores y más flores. Lady Vengeance, la fragancia más perfeccionada (que se esconde tras el color negro del frasco), contiene rosa de Bulgaria, asociada al pachuli y la vainilla. Miss Charming, una fragancia más descarada (en frasco blanco), es una "feliz interpretación" de la rosa de Marruecos, almizcle y frutas salvajes.

"Si Juliette tuviera que pasar un test de consumidores, como los demás, no lo hubiera pasado", dice tan tranquilo Romano. "Y la gente lo que quiere es eso, cosas especiales". ¿Y el vértigo de no estar a la altura de sus antecesores? "Soy muy libre en lo que hago, sólo me compromete a mí. No sé si a mi abuelo le hubiera gustado, pero tampoco me lo pregunto. Intento ser honesto y soy consciente de que Juliette puede gustar o no". Y antes de concluir anuncia "una sorpresa" para el año que viene que huele a diseño de ropa. Como si los perfumes sólo fueran el aperitivo.

Romano Ricci, biznieto de Nina Ricci, presentó este mes su línea de perfumes en Madrid.
Romano Ricci, biznieto de Nina Ricci, presentó este mes su línea de perfumes en Madrid.ULY MARTÍN

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