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Reportaje:

Un deporte para 'viejos'

Mientras disminuyen a la mitad las licencias de ciclistas juveniles y sub 23, se multiplican las de veteranos y cicloturistas

Carlos Arribas

Al secretario de Estado para el deporte, Jaime Lissavetzky, le gusta recordar, siempre que habla de ciclismo, la encuesta que refleja que en los hogares españoles hay más bicicletas que balones. Es verdad, pero cada vez las usan menos los jóvenes para hacer deporte de competición y más sus padres para salir a pasear los fines de semana o para participar en marchas cicloturistas. El ciclismo se ha convertido en un deporte de viejos, o sea, de varones mayores de 40 años, una minoría selecta y con capacidad de compra. Las mujeres son anécdota y sus hijos sufren alergia a las dos ruedas y a los pedales y al ejercicio físico en general. Lo reflejan las impresiones espontáneas, las anécdotas de los campeones, y lo confirman los datos de la evolución del número de licencias de la federación española.

Hay equipos que sólo pueden contar con los juveniles hasta julio; en verano desaparecen
Óscar Freire prefiere que su hijo sea tenista, "que sufren menos y ganan más"

Y nadie habla de dopaje o de la mala fama actual de uno de los deportes más hermosos para explicar un descenso de practicantes jóvenes que también alarma a su primo hermano el atletismo, otro deporte de sudor y dolor, de gente dura. Las razones más citadas son la peligrosidad del tráfico, el cambio de hábitos de la juventud, la ausencia de un crack, de un Indurain o un Perico que creen afición. Paco Antequera, seleccionador nacional de ciclismo, contaba el otro día que tal como están las carreteras, tan peligrosas, él no dejaba salir a su hijo solo con la bicicleta. Óscar Freire, el tricampeón del mundo, explicaba que no quería que su hijo fuera ciclista de mayor. "Que sea tenista", decía, "que se sufre menos y se gana más".

También Pepe Barruso, fundador del Club Ciclista Villavés, la escuela en la que creció Indurain, recuerda con nostalgia cómo en 1996, el año de máximo esplendor del boom sociológico surgido en torno al pentacampeón del Tour, 136 chavales corrían, en diferentes categorías, con el maillot de su equipo. Cuatro años después, eran prácticamente la mitad; en 2005, la cuarta parte. "Los números se mantienen en la escuela de ciclismo y hasta los 14, 15 años", dice Barruso. "Ésa es la edad crítica, en la que se produce el mayor número de abandonos". La edad, o el mes. Los responsables de otros clubes cuentan cómo en juveniles pueden contar con los corredores sólo hasta julio. Después, en vacaciones, prefieren la playa o no hacer nada.

En 2000 contaban con licencia de la Federación Española de Ciclismo 2.556 corredores sub 23; en 2007 el número había descendido a 1.273, casi la mitad. En juveniles, los números se acercan al mismo declive: 2.215 en 2000 por 1.570 en 2007, lo que no deja de suponer un ligero repunte (en 2005 eran 1.465), achacable, según afirman los expertos, a los vaivenes demográficos: los primeros años de la década de los 90 son los del mayor descenso en la tasa de natalidad. En el nivel superior, la crisis del ciclismo profesional, la escasez de equipos y de patrocinadores, se refleja en el número de licencias profesionales: 156 en el año 2000, 212 en 2002 y sólo 90 en 2007.

Mientras, el número de licencias de alevines aumenta ligeramente (773 en 2000, 880 en 2007) y las de infantiles se mantienen (1.254 en 2000, 1.129 en 2007).

Y, sin embargo, el número total de licencias de ciclismo ha aumentado espectacularmente en lo que llevamos de siglo XXI: de 34.250 en 2000 se pasó a 44.796 en 2007, casi un 30% más. Un incremento achacable casi en su integridad a la duplicación del número de licencias de cicloturistas (de 11.382 se ha pasado a 22.050) y de competidores de categorías Máster (mayores de 30 años) y de veteranos, que cubre hasta a los mayores de 60, y que han pasado de 3.789 en 2000 a 5.870 en 2007.

Carrera ciclista de aficionados por la sierra de Madrid.
Carrera ciclista de aficionados por la sierra de Madrid.santi burgos

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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