El Vietcong valenciano

No pude dar crédito a mis ojos cuando en la edición del sábado de EL PAÍS leí la información titulada Valencia, Vietnam de De la Vega.

La sorpresa ya fue mayúscula cuando se informaba de que, según un dirigente del PP, "detrás de cada palmera habrá un vietcong dispuesto a dispararle". Leer para creer. Como diría un ilustre diputado cunero por Alicante, manda huevos. El PP se ha liado la manta a la cabeza y se nos echa al monte. O la selva, en este caso. Ya me imagino la escena. Los militantes del PP, a dieta de arroz y agua, agazapados tras las palmeras -aunque, tal como va la cosa, tendrán que camuflarse entre bloques de cemento-. Francisco Camps, transmutado en Ho Chi Minh, dirigiendo con astucia, habilidad y destreza las huestes del Frente de Liberación Nacional (no otra cosa es el Vietcong). Más difícil va a ser convertir lo que queda del río Turia en el Mekong, pero estas buenas gentes de la derecha valenciana ya han dado pruebas de ser unos expertos en grandes eventos y majestuosas puestas en escena. Y lo de convertir Valencia en Hanoi, un juego de niños comparado con la que se monta en Fallas. Lo que creo que costará más es convencer a María Teresa de que se disfrace de Robert Duval al mando del noveno batallón de la Primera División de Caballería Aerotransportada (música de Wagner incluida) para bombardear con toneladas de sensatez, mesura y sentido común el País Valenciano.

¿Pero qué hemos hecho los valencianos para merecer esto.