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Reportaje:VW TIGUAN 2.0 TDI +MOTION | PRUEBA

Las virtudes del Golf con un traje de campo

Llega con retraso, pero reúne todo lo necesario para situarse entre los modelos de referencia. El Tiguan es un Golf vestido de todoterreno que busca su hueco entre los 4×4 ligeros de tamaño medio que se han puesto de moda en Europa. Este Touareg a escala reducida recoge los valores de su hermano mayor: imagen poderosa, mecánica avanzada, buen equipo de serie en seguridad y opciones sofisticadas. Pero añade un tamaño más compacto y acorde con nuestras ciudades, un dinamismo en carretera que lo distingue de sus rivales y soluciones de los monovolúmenes que refuerzan sus aptitudes como familiar.

No impresiona por nada en especial, pero tampoco presenta fallos reseñables y aporta la calidad general y el tacto refinado y preciso que distinguen lo bueno de lo normal. Y aunque no es barato, tiene precios más asequibles que los 4×4 de las marcas de prestigio.

Más información
El tacto del Golf

Solidez y discreción

El Tiguan mide 4,42 metros de largo (22 centímetros más que un Golf y 33 menos que el Touareg, el todoterreno grande de VW) y es algo más corto que la mayoría de los 4×4 ligeros de cinco plazas, una ventaja en ciudad. Su imagen refleja el estilo de la marca con un diseño sencillo que transmite solidez, pero tiene la presencia necesaria para situarse un escalón por encima de casi todos sus rivales.

Destaca la anchura y poderío del frontal, que lleva la zona central de la parrilla y el parachoques muy vertical y adelantada, y los faros y las esquinas más retrasados para afilar la imagen. El lateral recuerda al Touareg, con trazos robustos en las puertas y las ventanillas casi rectas. Y la zaga integra un portón inclinado hacia adelante que ayuda también a estilizar la línea, pero resulta algo anodino.

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El resultado es un 4×4 elegante y discreto, aunque con una aerodinámica mejorable, incluso para un todoterreno (CX:0,37).

Interior de Golf Plus

Lo mejor y lo peor del Tiguan están en el interior. Por una parte es amplio, ofrece una calidad de materiales y acabados sobresaliente y está bien presentado. Tiene unos asientos amplios delante, unas plazas traseras muy flexibles, como las del Golf Plus, y un maletero justo, aunque incluye buenos huecos que realzan sus virtudes familiares. Combina bien los plásticos mullidos y los adornos cromados, todo está bien ajustado y da sensación de solidez. Pero el diseño interior es casi idéntico al del Golf (salpicadero, consola central...) y crea un ambiente algo apagado. Pero, a pesar de ser un modelo nuevo, no aporta nada que lo distinga de sus hermanos.

En cambio, refleja su calidad con un confort sobresaliente para un todoterreno: tiene unas suspensiones suaves que filtran bien, está bien aislado y permite viajar con comodidad y seguridad.

Sólo dos motores

El Tiguan se vende con dos motores: 1.4 TSI de gasolina y 150 CV (30.920 euros) y 2.0 TDI de 140 CV (32.450), ambos con cambio manual de seis marchas y el TDI con un Tiptronic opcional. Los precios son correctos y hay tres acabados: Sport, +Motion y Country, y en marzo llegará uno más básico. Los tres vienen bien equipados de serie, y el Sport incluye seis airbags, ABS, ESP, tracción 4×4, sensores de lluvia y pinchazos,

ordenador de viaje, climatizador, radio-CD con MP3, llantas de aleación y todo lo habitual. El +Mo-tion añade control de velocidad, faros móviles y tapicería de cuero. Y el Country lleva un parachoques más bajo y un botón off road que mejoran sus aptitudes en el campo. Además, se puede añadir opciones sofisticadas, como navegador con pantalla táctil y cámara para aparcar (3.225 euros) y hasta un sistema de aparcamiento automático. La gama se completará en 2008 con motores 2.0 TSi de 170 y 200 CV, y el 2.0 TDi de 170 CV.

Conclusión

El Tiguan es uno de los mejores todoterrenos ligeros de cinco plazas y destaca por su calidad de conjunto. Tiene una línea con clase, un interior práctico, motores eficientes y un comportamiento cómodo y seguro. Viene bien equipado de serie y es menos caro que sus rivales.

El diseño del frontal con la parrilla adelantada define el estilo del Tiguan, que muestra una imagen sólida, elegante y aplomada. Se puede elegir entre dos parachoques, uno más alto y pensado para el campo.
El diseño del frontal con la parrilla adelantada define el estilo del Tiguan, que muestra una imagen sólida, elegante y aplomada. Se puede elegir entre dos parachoques, uno más alto y pensado para el campo.ENRIQUE BROOKING

DISEÑO SENCILLO Y FUNCIONAL

El interior del Tiguan presenta un diseño sencillo y algo austero. Comparte el salpicadero del Golf Plus, con su instrumentación y una consola central cuadrada y pesada. Incluye detalles sofisticados, como las ocho salidas de la climatización; tiene buenos ajustes, y aplica plásticos mullidos y adornos cromados que alegran un poco un ambiente discreto y apagado, pero bien rematado y presentado. El acabado +Motion de la prueba añade la tapicería de cuero y un navegador opcional con pantalla táctil y cámara para aparcar. La flexibilidad de las plazas traseras, similar a la de los monovolúmenes, es una de las mejores bazas del Tiguan. El asiento posterior está dividido en dos partes, y cada una se regula 16 centímetros en longitud y permite reclinar los respaldos. No es muy ancho, pero tiene suficiente altura y espacio para las piernas. Y cuenta con muchos y buenos huecos que refuerzan su funcionalidad: bolsas en las puertas, portagafas, dos posavasos delante y dos atrás, mesitas plegables en los respaldos... El maletero tiene 470 litros de capacidad oficial, aunque parece más pequeño, y se puede ampliar hasta 1.510 abatiendo los respaldos, incluido el del copiloto, una función que viene de serie. La zaga tiene un aspecto discreto y muy convencional.

EL MÁS BARATO DE LOS CAROS

El Tiguan es más económico que los todoterrenos de los fabricantes de prestigio y más caro que los de las marcas más populares. Con el acabado Sport cuesta 900 euros más que un Toyota RAV4 similar, y éste incluye un airbag más (siete) para las rodillas del conductor, sensores delanteros de aparcamiento y bluetooth. Los demás tienen precios superiores, empezando por el Honda CR-V, que cuesta 850 euros más, aunque añade la cámara para aparcar y control del equipo de música con la voz. La diferencia con el Freelander sube a casi 6.000 euros, pero el Land Rover es más eficaz en el campo, gracias al sistema Terrain Response, y viene con sensores de aparcamiento delante y detrás. Por último, el BMW X3 cuesta 7.450 euros más. Ofrece un motor más potente y mejores prestaciones en asfalto, pero el equipo de serie es similar.

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