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Reportaje:

Romario da positivo

Al futbolista, de 41 años, se le detecta un producto contra la caída del cabello prohibido por enmascarar el uso de anabolizantes

El pasado 21 de mayo fue histórico para el delantero brasileño Romario. Ese día, de penalti, marcó su gol número 1.000. De acuerdo con sus propias cuentas, claro. Porque la FIFA no le reconoce esa marca. Pero es lo mismo tratándose como se trata de uno de los grandes futbolistas de todos los tiempos. Con él, feliz, se puso pretendidamente a la altura realizadora de su mítico compatriota Pelé. Con él encontró un aliciente más para proseguir, a los 41 años (Río de Janeiro, 29 de enero de 1966), su carrera.

Seis meses después, el 28 de noviembre, también podría ser histórico para él. Pero por algo penoso. Ese día, según se hizo público ayer, un control antidopaje detectó en su organismo una sustancia prohibida: finasterida. Normalmente, se utiliza contra la caída del cabello. Sin embargo, algunos tramposos enmascaran con ella los anabolizantes. Así, Romario, que se declara inocente, se arriesga a una sanción de hasta 120 días de suspensión. A su edad, podría precipitar su retirada.

Todo sucedió al término de la penúltima jornada de la Liga de Brasil. El Vasco da Gama, su equipo, había empatado (2-2) frente al Palmeiras en São Paulo. Romario fue uno de los jugadores que tuvo que pasar el preceptivo control. Su resultado: positivo. "Tomo ese medicamento desde hace mucho tiempo", ha alegado el jugador aludiendo a su pelo. Así que incluso se negó a someterse al contraanálisis: ¿Para qué? Volvería a dar positivo".

Hasta ahora, Romario pretendía colgar las botas, ya a los 42 años, tras el torneo regional de Río de Janeiro, que comenzará el próximo 19 de enero. En ese sentido, ha advertido: "Esto no me va a hacer desistir de jugar algunos partidos de la competición carioca". No obstante, si el Tribunal Superior de Justicia Deportiva confirma su castigo, el que fuera campeón mundial con Brasil en Estados Unidos 1994 podría verse obligado a decir adiós antes de lo que desea. El presidente de su club, Eurico Miranda, y su vicepresidente jurídico, Paulo Reis, estudian cómo plantear su defensa para que salga airoso del trance. Tienen tanta fe en él que en octubre pasado incluso le extendieron su ficha como jugador-entrenador a causa del despido de Celso Roth.

Tras iniciar su andadura en el propio Vasco da Gama, Romaro comenzó en 1988 su periplo europeo en el PSV Eindhoven, holandés. El Barcelona le fichó en 1993 y, protegido por su técnico, Johan Cruyff, fue decisivo en los éxitos del dream team azulgrana. Luego, tras un regreso fugaz a su país, al Flamengo, recalo en 1996 en el Valencia, en el que no se entendió con Luis Aragonés. El Al Sadd, qatarí; el Miami, estadounidense, y el Adelaida, australiano, fueron sus últimos destinos internacionales antes de volver a su Vasco.

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