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Los 'okupas' de Sevilla avisan de que tomarán otras casas

La Policía Nacional se querellará contra los desalojados

Los okupas desalojados el pasado viernes del Centro Social Okupado y Autogestionado Casas Viejas, en el sevillano barrio de la Macarena, aseguraron ayer vivir un momento "agridulce". Agrio porque les han echado de un lugar donde habían puesto "mucho trabajo para que fuera un referente cultural y social". Y dulce porque aún hay "sitios vacíos y lucharemos por una alternativa digna y necesaria", avisaron.

El colectivo reunió en la tarde de ayer a cerca de 300 simpatizantes -un millar según los convocantes- que marcharon desde la plaza del Pumarejo hasta Plaza Nueva, donde se encuentra el Ayuntamiento hispalense.

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A medio camino hicieron un alto en la Alameda de Hércules frente al centro cívico La Sirena. Allí se encerraron 20 jóvenes la noche del jueves en apoyo a dos de sus compañeros: Iván Díaz, de 28 años, y Agustín Toranzo, de 38 años.

Los dos hombres resistieron al desalojo encadenándose bajo tierra durante 36 horas. Una vez que la policía consiguió sacarles, fueron detenidos y puestos en libertad la noche del viernes con cargos por desobediencia civil grave y desorden público.

Resistencia bajo tierra

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Agustín explicó que la obra donde se encadenaron -un pozo de cuatro metros de profundidad del que partían dos galerías de otros cuatro metros- estaba terminada hace dos años. La construcción del túnel había sido revisada por arquitectos. "En ningún momento nos sentimos inseguros en su interior", aseguró.

Sí que temían la actitud policial. "Por eso mentimos y dijimos que no podíamos soltarnos solos", añadió en referencia al supuesto candado sin llave con que se habrían anclado. En realidad utilizaron mosquetones, que se abren fácilmente con una ligera presión.

"Cuando estábamos solos podíamos sacar el brazo para estirarlo, beber agua o hacer nuestras necesidades", dijo. Con ellos escondieron un teléfono móvil e instalaron una cámara oculta "para grabar posibles malos tratos". Según su versión la cámara fue descubierta por la policía e inutilizada. Los jóvenes no descartan presentar una denuncia por "tortura física y psicológica".

El Cuerpo Nacional de Policía anunció anoche que se querellará contra los okupas por calumnias. Enrique Álvarez Riestra, jefe superior de la Policía Nacional en Andalucía Occidental, aseguró que el trato fue "correcto" con los desalojados y consideró "inadmisible que se injurie a los agentes, bomberos y técnicos que arriesgaron sus propias vidas por salvar la de ellos".

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