Golpe de Estado frustrado en Filipinas
Nueva revuelta militar contra la presidenta Arroyo, acusada de corrupción
La agitada vida política filipina vivió ayer una nueva revuelta militar. Un grupo de oficiales se atrincheró en un hotel de lujo del centro de Manila, y pidió la dimisión de la presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, a quien acusan de corrupta y de haber usurpado el poder.
Los renegados, encabezados por el senador Antonio Trillas, se rindieron a las pocas horas, cuando fuerzas de élite del Ejército iniciaron el asalto al establecimiento con gases lacrimógenos. Poco después, el Gobierno decretó un toque de queda nocturno en Manila.
Trillas es uno de los militares que están siendo juzgados por su participación, en 2003, en una insurrección similar, que también fue abortada. "Salimos por la seguridad de todo el mundo", dijo el cabecilla al grupo de periodistas y otras personas que permanecían en el hotel Península cuando comenzó el ataque. Poco después, era detenido. Aunque se produjeron algunos disparos, no hubo víctimas.
Fue un final rápido para lo que pareció una operación perfectamente orquestada, emitida en directo por las televisiones. Trillas y Lim irrumpieron en el hotel con un grupo de unas 30 personas, tras haber asistido a una comparecencia en los tribunales por el intento de golpe de Estado de 2003.
Los rebeldes pidieron ayer al Ejército que se uniera al levantamiento e intentaron que la población acudiera a las cercanías del lugar, mediante llamadas y mensajes de teléfono móvil. Pretendían reproducir el movimiento El poder para el pueblo, que sacó a millones de personas a las calles para forzar la salida del dictador Ferdinand Marcos, en 1986. Pero poca gente respondió a la convocatoria. Gloria Macapagal Arroyo ha superado al menos dos intentonas golpistas.
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