Sólo en la madrugada

Dos días de obligada reclusión en casa me han propiciado una curiosa experiencia a propósito del tiempo y las horas, el día y la noche. La experiencia consiste en ver televisión cuando por la ventana todavía entra la luz del sol. En principio uno espera ver por fin esos programas que sólo conocemos de nombre porque se emiten en horarios imposibles para quien tenga obligaciones profesionales. Pero el resultado es bien distinto.

Primero, porque no es tan fácil ver televisión cuando por la ventana entra una luz que saca de su contexto habitual (una oscuridad casera, suavemente amortiguada por una luz baja, y un silencio interrumpido sólo por el ruido del ascensor que devuelve a casa al resto de los vecinos) imágenes pensadas para deslumbrar sin competencia posible en un mundo (nuestro pequeño mundo) del que aspiran a ser dueñas y señoras. Ángel Fernández Santos escribió hace años una formidable digresión sobre una diferencia esencial entre ver películas en una sala de cine o en la televisión del cuarto de estar: en la televisión falta el negro de la sala de cine alrededor de la imagen, y ese negro -decía- en realidad es el hábitat natural y forma parte de la imagen que deja ver en la ventana que abre en su interior. Ahora he comprobado que es verdad: con luz del día en el cuarto de estar, lo que sale por televisión pierde el 50% de verosimilitud. E insisto en que lo que más se echa en falta es el brillo: una televisión mate es imposible de creer porque no deslumbra. Y eso se nota mucho más cuando se trata de una película en blanco y negro: todo se vuelve gris.

Pero en segundo lugar la experiencia en cuestión acarrea otra frustración de un orden distinto. Recluido en casa todo el día, uno espera ver por fin esos programas a los que habitualmente renuncia porque su horario habitual no nos resulta cómodo. Pero no es así. Doy sólo los datos de algunos programas de Canal Sur. Al sur (no confundir con Viaje al sur, un espacio publicitario camuflado de reportaje) se emite los lunes a las 00,15 horas y se repite los jueves a las 02,20 y los viernes a las 06,30. Andalucía sin fronteras tiene un horario no menos heroico: primera emisión el domingo a las 01,00 horas y redifusiones el miércoles a las 02,30 y el sábado a las 06,30. Mejor lo hablamos, un programa cuya duración llega hasta las 01,15, empieza a las 23,30 de los miércoles, y se vuelve a emitir a las 04,30 horas del domingo. Y por último, Reporteros, cuya emisión los viernes a las 21,10 es una decisión digna de elogio, tiene dos redifusiones surrealistas: los sábados a las 07,05 y los domingos a las 02,00. Ya sé que nada cambia fácilmente en Canal Sur, pero ¿no pueden hacer un esfuerzo para ponernos más fáciles las cosas a quienes queremos ver ciertos programas sin esta condena de programarlos sólo en la madrugada?