Juicio por el crimen y la triple violación de una anciana
"Repugnante, deleznable, singular depravación, una manifestación de maldad humana difícilmente concebible". El fiscal agotó ayer todos los calificativos para referirse al caso que se juzgó en la Sección Décima de la Audiencia de Barcelona. En el banquillo se sentó Mohamed C., de 24 años, acusado de violar en tres ocasiones y de todas las formas posibles a una anciana de 87 años y estrangularla con sus manos.
Sucedió la noche del 19 de diciembre de 2005 en una vivienda de Sant Vicenç dels Horts (Baix Llobregat) a la que el criminal accedió por la terraza para robar. Le sorprendió la mujer, con la capacidad de movimiento muy limitada, y el ladrón la agredió sexualmente mientras la golpeaba por todo el cuerpo hasta romperle dos costillas.
Fue un "regodeo en la realización del mal", dijo el fiscal, quien añadió que hacía tiempo que no veía tantas pruebas contra un acusado. El semen, las gotas de sangre, así como los restos biológicos y pelos hallados en la víctima corresponden al del perfil genético del acusado.
La Guardia Civil también encontró en la casa de la víctima una caja de cerillas con una huella del acusado y unas marcas de dedos en la pared de la vivienda por la que el ladrón bajó a la calle. Una de las huellas revela que al asesino le faltaba un dedo, justamente lo que ocurre con Mohamed C., que perdió un dedo en un accidente laboral.
El acusado lo negó todo. Dijo que debería estar loco para violar a una anciana. "Soy joven, tengo 20 años y puedo tener a todas las mujeres que quiera a mi alcance", dijo en el juicio.
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